La luz reflejada en tu cuerpo

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CAPÍTULO 91
La luz reflejada en tu cuerpo


Koh puso los platos de huevos con tocino en la barra. Apagó la cafetera, sirvió dos tazas y le acercó una a Mikki. Abrió el refrigerador y sacó leche, al rubio le gustaba que su café tuviera leche. Se sentaron y comenzaron a comer.

Ellos ya habían tomado una rutina. Koh se encargaba de cocinar y de hacer la mayoría de los quehaceres de la casa. Era lo mínimo que podía hacer después de todo lo que Mikki lo había ayudado y de lo mucho que se estaba arriesgando al hacerlo. Además, ahí encerrado lo único que deseaba era mantenerse ocupado. Koh estaba haciendo cosas que nunca imaginó que haría. Cuando vivía con su madre, él rara vez cocinaba, y tampoco limpiaba mucho. Las responsabilidades de Koh eran mantener su cuarto ordenado (lo cual lograba a medias) y a veces lavaba los trastes. Su madre se encargaba de todo lo demás. Pero ahora era diferente, Koh había tenido que aprender a cocinar y limpiar, al principio lo había hecho mal, pero después de tanto tiempo ya había aprendido a hacerlo mejor e incluso le había agarrado el gusto.

Las cosas con Mikki también iban bien. Siempre desayunaban y cenaban juntos. Jugaban videojuegos, veían televisión; y se besaban, se besaban mucho, aunque no tanto como a Koh le gustaría. Eso era todo lo que Mikki le permitía hacer por el momento, lo más lejos que habían llegado había sido la paja que Koh le había hecho hacia unas semanas. A Mikki pareció gustarle, o por lo menos eso era lo que Koh pensaba. Pero no había habido ninguna interacción como esa en los últimos días. Koh estaba conteniéndose mucho, demasiado. Deseaba a Mikki como jamás imaginó que podía desear a alguien, y realmente quería que su relación avanzara a un plano más sexual, ya estaba cansado de darse amor en el baño (lo cual pasaba muy seguido), pero sabía que con Mikki tenía que acercarse con discreción. El rubio había puesto una barrera entre ellos, era delgada y casi imperceptible, pero existía, y eso a Koh lo enfurecía, y le dolía. Realmente le dolía que a pesar de ser pareja, aún no llegaban al nivel en el que estaban antes de que toda su amistad se jodiera. Le aterraba no poder llegar a eso jamás.

--¿Sucede algo? -preguntó Koh- te ves inquieto, desde ayer estás así

--No pasa nada -el rubio sonrió

--Okay

Koh decidió no preguntar más, pero sabía que había algo ahí.

--Hoy llegaré un poco tarde -dijo el rubio, notando la clara decepción en el rostro de Koh al escuchar eso

--¿Saldrás con Eli?

Koh odiaba cuando Mikki no estaba en el departamento, estar en aislamiento era terrible, Koh necesitaba interactuar con alguien, necesitaba a Mikki. Pero entendía que el hecho de que él tuviera que estar en cautiverio, no significaba que Mikki también tuviera que estarlo. Era justo que el rubio saliera y se distrajera.

--No -dijo Mikki- es otro asunto -le dio su último sorbo a su café- hoy... Tú y yo vamos a salir, en la noche, cuando llegue del trabajo

Koh levantó la mirada y su expresión cambió al instante.

--¿En serio? -se dibujó una enorme sonrisa en su rostro- ¿A dónde iremos?

--No será lejos -jugó un poco con su comida- pero creo que te gustará

--Realmente no me importan a donde salgamos, cualquier lugar es bueno -se levantó y se acercó al rubio, dándole un abrazo y un beso en la mejilla- gracias Mikki

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Eran las 10:30pm. Noisy estaba llegando a la casa de Gato. No tocó el timbre, pues el ojiverde le había dado una copia de la llave para que pudiera entrar cuando quisiera.

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora