CAPÍTULO # 2

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Capítulo II

Mientras Lucius llegaba a Villa del Rey.

Dos mujeres se encontraban en la estancia de la mansión organizando a los empleados.

Helen Lestrange de Malfoy y Andromeda Lestrange Viuda de Greengass.

Helen era una mujer aristocrática, elegante y muy hermosa castaña de ojos azules, criada para ser buena esposa y madre.

El capataz de la hacienda Hagrig, entraba a la estancia para avisarle a su Sra. de la llegada de Lucius.

La castaña saludó a su esposo y besando sus mejillas - dijo - pensé que te ibas a quedar más tiempo en San Pedro.

- viste al gobernador
- preguntó la castaña.

- apenas si converse con él estaba rodeado de una bola de desgraciados - dijo el rubio - que lo único que hacen es fastidiar.

- ¿aquí todo tranquilo?
- preguntó el rubio.

- si - contestó Helen.

Aquí tratando de consolar a Andromeda, por la muerte de su marido.

Se ha quedado prácticamente en la ruina. Y con dos hijas que sacar adelante.

Bueno claro le queda su título de Condesa.

Lucius suspiro aburrido por el comentario de su mujer.

Abraxas entró emocionado a recibirlo.

- papá - ¡llegaste!

Era un niño tierno de 12 años, nacido del matrimonio con Helen, era físicamente parecido a su madre y criado por ésta, como un joven debilucho y mimado.

La fortuna de Lucius era incalculable. Contaba de varias haciendas, tanto en San Pedro como en Villa del Rey.

Ambas al mando de sus dos hombres de confianza Bartolome y Hagrig, siendo este último fácil de corrompir.

Andromeda y Helen charlaban muy cómodamente en la sala.

- mi cuñada Amalia que vive en Londres, desea que envíe a mis hijas para educarlas en las mejores escuelas, pero me entristeceria alejarme de ellas - manifestó Andromeda.

- Sabes que gracias a Dios, llevamos una posición muy holgada - dijo la castaña.

Tus hijas son lindas y te aseguro que cuando crezcan van a ser unas bellezas.

Pero para Abraxas me gustaría mas Hermione - ¿tú que dices? - preguntó su hermana.

Andromeda emocionada - le dijo - me da tanto gusto y no sabes cuanto te lo agradezco.

- así que cuando crezcan las niñas - dijo la castaña - podrás enviar a Astoria con tu cuñada a Londres.

- Y por lo que se refiere a Hermione - dijo Helen - de mi cuenta corre que las hermanas del Convento de San Pedro, hagan de ella una digna esposa para mi hijo.

Mientras en San Pedro.

Cardona con su último aliento llamaba a Draco.

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