Capitulo 82

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En el comedor de los criados...

— La señora nunca sale y menos para ir al mandado — refutó molesto Hagrig mientras se paseaba de un lado a otro frente a su sobrina

— Ya le dije que no fuimos al mandado sino a la botica a buscar un remedio — respondió Juanita.

— No, no, no ustedes fueron a otro lado ¿por qué no me lo quieres decir Juanita? — preguntó su tío.

Tú y yo debemos estar juntos somos parientes. Ellos son los amos y cuando no les sirves te dan una parada en el trasero y te lanzan a la calle.

— Yo creo que los señores se han portado muy bien con nosotros, especialmente la sra. Helen — respondió Juanita arrogante y si usted había así a lo mejor algo malo le hizo.

— ¿Qué acaso te dijo algo? — preguntó el capataz.

— No, no me ha dicho nada y no tiene caso seguir hablando y ademas tengo mucho trabajo que hacer — respondió Juanita y sin despedirse salió de ahí dejando solo a su tío.

Astoria cenaba en casa de Molly, pero de repente sintió náuseas

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Astoria cenaba en casa de Molly, pero de repente sintió náuseas.

— ¿Qué te pasa te da asco la comida? — preguntó Molly

— No... Es que no se... — dudó Astoria en responder.

— ¿Estas de encargo, verdad? — preguntó Molly nuevamente. Aunque ya sabía la respuesta.

Astoria se levantó y se acercó a Molly por detrás  y le dijo  al oído — ¡Por favor no se lo digas a Draco?

— ¿La criatura es de tu marido? — preguntó Molly.

— Sí — respondió Astoria. Molly por favor, ayúdame

— ¿A librarte de la criatura? — susurró Molly  ¿No?

— No me refiero a eso, sino a que si Draco y yo hiciéramos el amor, aunque sea una sola vez... Pasado el tiempo yo podría decir  que el niño es suyo y el no me dejaría nunca — aseveró Astoria ilusionada.

— En las condiciones en las que está dudo mucho que pueda cumplir con ninguna mujer — respondió Molly.

— Pero en cuanto esté algo mejor no podrías darle algo que lo confunda, que no entienda, que se enardezca — pidió Astoria.

— ¿Crees que yo hago milagros? — preguntó Molly fastidiada.

— ¿No me digas que no hay hiervas que hacen eso? — preguntó Astoria.

— Puede ser — aseveró Molly, pero el hombre debe estar dispuesto, sin embargo, no creo que él quiera contigo.

— ¡Hazlo! — ordenó Astoria... yo me encargo de lo demás.

— ¿Y si no quiero? — refutó Molly girando se para quedar frente a ella.

— ¡Si no quieres los voy a denunciar a todos, y tu también vas a ir a la cárcel! — amenazó Astoria dejando a la curandera callada.

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