Continuación....

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- Eres un hombre hecho y derecho, si esta muchacha ha llegado a conocerte, a apreciar te, es normal que te quiera - dijo Nott.

Draco, por eso quiero cambiar de vida y voy a hacer hasta lo imposible para que este viaje resulte.

- Quiero establecerme, comprar unas tierras y una casa bonita.

- Y entonces si le voy a pedir Don Theodore, que me cumpla lo que tanto me ha ofrecido. Darme su apellido

Theo sonrío orgulloso. Por supuesto, muchacho. Tú sabes que te quiero como a un hijo.

- Mi hijo serás, lo señaló con su mano derecha lleno de orgullo y felicidad.

- Y como tal le correspondere Don Theodore - dijo el rubio
- muy feliz.

Theo cogió su mano y la apretó fuertemente, mientras ambos hombres sonreían.

Hermione estaba con su madre en su recamara.

- Si - Abraxas esta con Astoria es - ¿Por qué Dios así lo dispuso? - preguntó la castaña a su madre

- Si - mi amor - contestó Andrómeda - resignada.

- Mi hermana Astoria, es despreocupada y caprichosa. Cuidala mamá, vigila a sus amistades, no deje que salga sola
- aconsejo la castaña.

- ¿Por qué? ¿Sabés algo?
Hermione - preguntó su madre.

- ¡No mamá! - dijo riendo la castaña para disimular su error. 

- Sólo que si ya esta comprometida, que se comporte como tal y no ande de un lado a otro, con amigas o con quien sea.

- ¡Esta bien! - dijo Andrómeda - sonriendo.

- Te la encargo mucho, mamá - dijo Hermione.

- Ahora si me voy, beso la mejilla de su madre en señal de despedida y se fue al convento.

- ¡Hasta pronto mi cielo, cuidate y come bien! - dijo su madre.

Andromeda visitó a Fray Domingo, para que le ayudara con Hermione.

- Hermione, no tiene vocación religiosa - aseveró su madre.

- ¡Eso no es ninguna novedad! - refutó el Fray.

- !Entonces ayude me!
- pidió Andromeda - tiene que rechazarla, pedirle que vuelva a su casa.

- Hablaré con ella - prometió el sacerdote.

- Estoy segura, que esa pena que la llevo a tomar los hábitos, pronto se le va a pasar - dijo Andrómeda.

Draco visitó a Megara en la casa de Don Theodore.

- Ya pronto estarás en edad de casarte, por lo tanto he decido que recibas cierta instrucción.

- Por eso te llevare al convento de las monjas.

- ¡No, no quiero casarme!
- dijo la muchacha - ni tampoco iré al convento. Me oíste - ¡Primero me mato!

Draco alzando una ceja y sin remordimientos - dijo ¡matate!

Abraxas y Astoria conversaban sobre asuntos sin importancia en el salón,

- ¿Por que debo posponer el viaje a Villa del Rey?
- preguntó el castaño a su novia.

- Porque tengo cosas que hacer - dijo la pelinegra.

- ¿Pero qué cosas mi vida? - preguntó el castaño - si lo único que tienes que hacer es quererme como yo a ti.

- Ustedes los hombres son unos egoístas - replicó Astoria.

- Si - cuando estamos enamorados - somos egoístas y posesivos.
- ¿Tú no sientes lo mismo por mi? - preguntó Abraxas.

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