CAPITULO # 27

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- ¿Mamá, tú no quieres a Astoria, verdad? - Preguntó el castaño - tomando asiento junto a su madre.

- ¿Ella te dijo eso? - Preguntó su madre.

- ¡No, pero me doy cuenta! - aseveró el castaño.

- ¡Por supuesto que la quiero! - respondió su madre - lo que pasa es que a veces, tienes unos modos, que no me gustan.

- Además es medio floja y en la casa no hace nada - ojalá y encargue pronto para que así esté entretenida.

- ¡Definitivamente, no te cae bien! - gritó el castaño - enojado.

Helen trataba de arreglar las cosas.

- !No es eso, hijo! - replicó la castaña mayor - sólo que hay cosas de su carácter, que debemos corregir - para que todos nos llevemos bien.

- Estuve pensandolo - dijo el castaño - y he decidido que Astoria y yo nos vayamos a vivir a San Pedro.

Helen enojada - preguntó - ¿ella te lo pidió?

- ¡No! - ¡Yo lo decidí! - aseveró el castaño.

- Es preferible mamá, a que empecemos con problemas más serios.

<Helen oía a su hijo - sorprendida - llenando su corazón de odio, hacia la sinvergüenza muchacha que estaba alejando a su hijo de ella - para estar cerca de su amante>

- ¡No, hijo! - rogaba su madre - sollozando.

He vivido tantos años sola, te lo ruego, te lo suplico, te prometo que jamás volveré a hacer una observación acerca de ella, seré prudente, tolerante, te lo juro, hijo!.

Abraxas compungido y arrepentido le pidió perdón a su madre.

- ¡Mamá! - dijo el castaño - me da mucha pena, haberte dicho eso,

- ¡No, no, si hiciste bien! - acotó la castaña mayor.

- ¡Lo que pasa es que, no me había dado cuenta!

- ¡Tal vez, si soy un poco exigente! ¡pero no volverá a suceder, de verás!

- ¡Por favor no hagas eso! te juro que no volveré a decir una palabra de Astoria.

- ¡Mamá, me haces sentir muy mal! - aseveró el castaño - poniéndose de pie, se acercó a su madre y limpió sus lágrimas con los dedos.

- ¡He pasado tantos años sola! - dijo su madre.

- ¡Estoy consciente! - dijo el castaño - de todos los años que te has sacrificado para mantener la hacienda y para que yo tenga la mejor educación.

- ¡Ningún sacrificio es bastante, cuando se trata de ti - dijo su madre - llorando y gimoteando.

- Es lo único que me importa en este mundo, pero no podría soportar que nos separamos otra vez.

El castaño suspiró cansado.

- ¡Está bien! - Hablaré con Astoria, para que ella también ponga de su parte.

- ¡Gracias hijo, muchas gracias! - agradeció la castaña mayor - abrazándolo .

***

Hermione y Draco tomados de las manos conversaban en el comedor.

- Mientras Hermione enumeraba todas las delicias que sabía preparar en la cocina.

- ¿Dónde aprendiste en tu casa o con las monjas? - Preguntó el rubio.

- ¡En los dos lados! - acotó la castaña.

- ¿Qué más sabes hacer? - Preguntó el rubio.

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