Capítulo # 45

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- Además no era de eso lo que quería platicarte - dijo Slughorn - mostrando le una carta a su compadre.

- ¡Mira! - dijo el capitán.

- ¿De quién? - Preguntó Flint.

- Doña Astoria - contesto el capitán - seguro que la señora quiere algún favor y me la voy a cobrar.

- ¿Le vas a pedir dinero! - preguntó Flint.

- Slughorn soltó una fuerte carcajada que dejó a Flint - muy confundido.

- A una mujer como esa no se le pide dinero - compadre - dijo Slughorn - sino otra cosa.

- Es la mujer de Abraxas Malfoy - aseveró Flint.

- El mismo me dijo que esa señora ya no era nada suyo - acotó el capitán.

- ¿En serio? - preguntó Flint.

En el calabozo estaban El tuerto y Draco.

Entró un hombre a darles agua.

El tuerto aprovecho para pedir comida y vendajes limpios para curar le la herida de la cabeza a Draco.

- ¿Conoces al hombre que entró? -
Preguntó Draco

- Va de vez en cuando a mí cantina - contesto el tuerto.

- ¿Crees que no pueda servir? - preguntó el rubio.

- Nada más que venga sin el guardia - le preguntamos - dijo el tuerto.

- Seguro que mañana o pasado - te van a soltar - dijo el rubio.

- ¡No! - Draco - yo me quedo contigo - dijo el tuerto.

-¡No seas tonto! - sirves más afuera que encerrado - dijo Draco en un susurro.

- Tuerto - si - Don Nott - no logra sacarme y me condenan - dijo el rubio - quiero que ustedes me ayuden a escapar.

Hagrig y Abraxas conversaban en el despacho.

- ¿Algo más patrón? - preguntó Hagrig.

- No eso es todo - contesto Abraxas.

- Hagrig - dijo el castaño - te devuelvo tu puesto de administrador

- Gracias Don Abraxas - dijo Hagrig.

- Me voy a la hacienda Sra. Helen desea algo - preguntó el capataz

- Llévate a Juanita y que me traiga ropa.

- ¡Está bien patrona! - dijo Helen.

- Don Abraxas me devolvio el puesto de administrador - dijo el capataz muy contento.

- ¡Qué bueno! - acotó la castaña mayor - entonces puedes devolver me la carta que me robaste.

- ¿Cuál carta? - preguntó el capataz

- La que tú sabes - contesto Helen.

- Esa carta la queme - dijo el capataz.

- ¡No te creo! - dijo Helen

Hagrig abrió la puerta de la casa y en un descuido entro Hermione. Quién presurosa, se acercó a Helen y le dijo:

- ¡Buenas tardes! - dijo la joven castaña - necesito hablar con ud,

- ¿De qué? - preguntó Helen

Hagrig dejo a las dos mujeres en el vestíbulo.

Mientras iba al despacho para informarle a Abraxas de la llegada de Hermione.

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