Continuación...

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Hagrid estaba fuera de la casa junto con Draco.

- ¿Te duele verdad? - ya te habías hecho la idea de vivir aquí y ser tratado como el srto. Abraxas - pero no creo que la Sra. Helen quiera mantener al bastardo.

- Hagrig, Hagrig - gritaba Helen.

- ¿Cuando trajiste al señor?, se le cayó algo - preguntó la castaña.

- Si - señora - le dijo el capataz - entregando le la ansiada carta.

- La leíste - preguntó Helen.

- No señora - contesto el capataz.

- De todas formas ni una palabra de esto a nadie - dijo la castaña.

- por mi, no se preocupe
-  dijo Hagrig -  y se retiro.

Velaron a Lucius como era costumbre.

Theodore apenado miraba el cuerpo de su amigo y a la vez estaba preocupado por el destino de Draco.

En otra habitación, ambos muchachos, se cambiaban de ropa para el funeral.

Mientras onversaban de su nueva condición.

- Ahora ambos somos iguales, huérfanos, debe ser muy feo no tener papá - preguntó el castaño.

- ¿Sabes que me dijo mi padre antes de morir? - dijo el castaño - que cuidará de ti.

- Tú cuidarme a mi - se burló Draco

Al entrar en la habitación miro al joven rubio con odio.

- ¡Tú no tienes nada que hacer aquí! ¡larga te! ¡Fuera de mi casa! - no quiero verte nunca mas - dijo la castaña.

Draco salió de la habitación.

Abraxas quiso seguirlo pero Helen lo detuvo, tomándolo de los brazos.

- ¡Pero mamá! - refutó el castaño.

- No - ¡Draco, espera! - gritaba el castaño.

- ¿Qué hiciste? - pero papá mandó - refutó su hijo

Helen lo interrumpió bruscamente diciendo - tu papá no sabía lo que decía, tu lugar no es aquí, es a lado de su feretro - termina de vestirte - inquirió la castaña - molesta.

Draco huyó de su presencia y se metió dentro de una vieja habitación, se sacó la ropa fina y se puso sus viejas ropas de pescador.

Abraxas espero que su madre se fuera y corrió a buscarle.

El castaño no quería perder a su hermano y ambos idearon un plan loco para huir juntos.

Solo debían esperar el atardecer para hacerlo.

Helen se excusó y se retiró a su dormitorio a descansar.

Andromeda la acompañó para consolarla - yo que he pasado por lo mismo que tú
- te comprendo, porque es una pena que no se compensa con nada - dijo  su hermana.

Por lo menos Lucius no te dejó en bancarrota.

- Sabes que yo te ayudaré en lo que pueda - contestó Helen.

- He decidido vender la casa en San Pedro, solo me quedaré con la Finca de la playa - dijo Andromeda.

No me preocupo por mi, sino por mis hijas.

- Trae me a mi hijo, Ana - pidió la castaña - estoy preocupada por él.

Abraxas fue al encuentro de Draco como acordaron, cerca de un riachuelo.

Llevando sus ahorros en una caja.

El rubio vacío las monedas en su ropa.

Abraxas regresó por la caja y fue retenido por uno de los peones y llevado a su madre.

- Así que se robo tu dinero
- grito la castaña - enojada no trates de engañarme, te lo robo - él es un ladrón - dijo la castaña.

- ¡No mamá! - gritaba Abraxas
- yo se lo di.

Helen molesta lo castigo enviándolo a su cuarto.

- Permita me castigar al joven rubio - pidió el capataz.

Helen en un ataque de falsa generosidad - dijo dejalo, por lo menos hemos conseguido que se vaya.

Llama al Lcdo. Nott - pidió

Me mando llamar Doña Helen - contesto Nott - no creo que Draco lo haya hecho.

- No quiero que se vuelva a nombrar a ese en mi casa
- pidió la castaña.

Agradezco la fidelidad a mi esposo, pero ya no necesitaré de sus servicios.

- Algún error he cometido para que ud me despida
- preguntó Theodore.

- Nadie mejor que ud lo sabe
- dijo Helen - se levantó y salió del despacho del difunto Lucius.

Andromeda subió a despedirse de su hermana.

- Deberías aceptar el ofrecimiento de tu cuñada para que cuide de Astoria
- dijo Helen - yo me encargaré de Hermione.

Andrómeda dijo abrazando a su hermana - Eres tan buena.

Quiero que Hermione se eduque bien, para que sea una digna esposa para mi Abraxas - dijo Helen - muy convencida.

En el mismo día Abraxas, había perdido a dos personas que quiso mucho.

Su padre muerto por una caída en su caballo, y su hermano que apenas conocía.

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