Capitulo # 79

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— Algo debe de saber, ella siempre le solapaba sus cosas — refutó Hermione muy molesta.

— ¿Quiere que averigüe? — preguntó Meche consternada.

— Inténtalo si quieres, pero no creo que te diga nada — respondió Hermione — especialmente si Draco ordenó que nadie hablará.

— ¿Pero usted está segura que están vivitos? — preguntó Meche.

— Segura no — Hermione confirmó, pero hay cosas sospechosas. Además Megara dice una cosa y Lupe otra.

Don Nott no quiere que me deshaga de las cosas de mi marido. Y se me ocurrió que la única manera de descubrir la verdad es provocarlo. Hacerlo enojar.

— ¿A su esposo? — Meche preguntó nuevamente. ¿Y si de veras esta difunto?

— Pues si es así es normal que yo disponga de sus bienes — dijo Hermione. — por eso quiero que mañana busques a Megara, por favor.

— ¿En la cantina? — preguntó Meche curiosa.

— Si, Mañana te digo donde es — respondió Hermione y le dices que yo le encargue a Don Abraxas Malfoy que venda la casa y el barco de mi marido y también voy a retirar todo su dinero del banco.

Porque si el pensaba disfrutarlo con Astoria, se va a encontrar sin ningún centavo. Eso por supuesto no se lo dices.

— ¡Esta bien señora! — Meche aseveró

— Esta vivo Meche y va a aparecer vas a ver. Aunque sea para insultarme, para reclamarme y si no, no habrá pasado nada — susurró Hermione a punto de llorar.

— ¿Qué habrá querido decir Charlie de que Nott es un miserable? — preguntó Helen curiosa a su hijo Abraxas en el salón de su casa

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— ¿Qué habrá querido decir Charlie de que Nott es un miserable? — preguntó Helen curiosa a su hijo Abraxas en el salón de su casa.

— Tal vez lo confunde con otra persona — respondió Abraxas serio y distante.

— ¿Pero y si le preguntas? — preguntó su madre.

— No creo que sea correcto — respondió Abraxas con voz cansada.

— ¿Cuando van a extender los certificados de defunción de Draco y Astoria? — preguntó Helen.

— Supongo que cuando encuentren los cuerpos — respondió monotamentw Abraxas y al levantar la cabeza vio entrar al Lcdo. Avery y le preguntó — ¿Podemos hablar un momento?

— Estoy a sus ordenes — respondió Avery y girandose sobre sus talones lo siguió hasta el despacho.

— ¿Entonces usted mañana se regresa a la capital? — preguntó Abraxas abriendo la puerta y entrando al despacho.

— Mis servicios ya no son necesarios — respondió el Lcdo.

— Si, de todos modos le agradezco las molestias que se tomó al venir — aseveró el castaño y por supuesto cubriré sus honorarios.

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