Mal coqueteo.

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💜Dedicado a, Iveth Karyme 💜


****


A Steve no le gustaba ir a los eventos de su novio.

No era porque fuese envidioso. Le encantaba saber que Tony tenía éxito en todo lo que se propusiera.

Pero el verlo encima del escenario, el ser el centro de atención de todos era frustrante.

La manera en la que todos se lo comían con la mirada le hacía hervír su sangre.

Mucho más al ser él, otro blanco de miradas.

—¿No eres de por aquí, verdad?. —Le sonrió por educación.


¿Qué no entendía que no estaba interesado?.

Por simple cortesía le respondía, ignorando como movía su escote para cautivar su atención.


—Disculpe, señorita. —Agradeció la ayuda de Bruce pues empezaba a perder la paciencia. —El ya tiene pareja.


—Pues no la veo por ninguna parte. —Ni siquiera volteó a ver al castaño. —Sino está, no existe.

—Pues voltea. —Sonrió al escucharlo.


—¿Qué?. —La rubia casi se atraganta al ver a Tony Stark detrás suyo.


—Ya viste a SU novio, ahora puedes irte por tu cuenta, o puedo darte un atajo por la ventana hasta el estacionamiento, tu elección.


La mujer se puso pálida, y quién no lo haría al ver esa sonrisa maliciosa en uno de los hombres más poderoso del país? De seguro, estaba pensando en la caída de 40 pisos que le tocaría. 

Se levantó como un resorte y se fue corriendo.


—No tenías que ser tan cruel. —Le reprochó con una sonrisa.

—¿Y todavía la defiendes?. —Vio como Banner se retiraba deseándole suerte. —¡Pues ve tras ella y que sean felices!


—Era broma —Le abrazó por la cintura. —Sabes que no tengo ojos para nadie más.


—No lo parece. —Rodó los ojos, era obvio que estaba celoso. —Te dejo sólo por cinco minutos, y que haces? ¡Ya éstas coqueteando con una mujer!


—No le estaba coqueteando cariño. Por eso no me gusta venir a éstas fiestas. —Le recordó. —Si quier—


—¿Y perderme el placer de restregarles a todas estas brujas que tengo al mejor hombre en mi cama?. —Sonrió con malicia. —¡Ni de chiste!


Rogers soltó una risa y le besó con pasión.

—¿Tu cama?. —Deslizó sus manos hasta su trasero y le apretó con malicia. —¿O la mía?

—Cualquiera, tonto. —El castaño gimió mientras besaba y mordía su garganta. —Pero para tu fortuna, soy un genio.


—¿En serio? —Le picó con falsa incredulidad.


—Si. —Mordisqueo su boca y sacudió unas llaves frente a su rostro. —Tengo el penthouse, champán y la cama lista para nosotros.


No necesitó más.

Tomó de su mano y le sacó de allí.

Apenas, entre risas y besos llegaron a la sala.

Se dedicó a hacerle el amor, como siempre.

Con locura, como si fuera la primera vez, como si mañana se acabara el mundo.

Él no necesitaba lujos, la fama ni las multitudes.

El sólo necesitaba a Tony en su vida para ser feliz.

Tenía su mundo entre sus brazos y éste le correspondía.

La felicidad si existía. Y para Rogers. 

Tenía nombre y apellido.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora