Cartas al Amor Stony.

Callejón.

💜 Dedicado a, Senia Altara y Dulce Bautista 💜

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Tony amaba visitar la cafeteria de su tía, hacían el mejor café y dulces del mundo.

Y al estar otra vez en Nueva York no perdió tiempo y se dio una vuelta por allí.

De camino a casa, se detuvo al escuchar gritos dentro de un callejón. Vio a dos sujetos golpeando en el suelo a un cuerpo más pequeño.

Suspiró agotado, dos bravucones en plena luz del día, en serio?

Dejó sus compras en el suelo y avanzó hasta ellos.

—¡Hey! ¡¿qué demonios creen que hacen?!

Reconoció a uno de los sujetos, era su ex, el otro su amigo Quill. Strange se detuvo al reconocerlo, claro que Peter no lo hizo.

 Se le fue encima. Grave error. 

Le dejó en el suelo con una sola patada. Alzó una ceja invitándole a ser el siguiente, Stephen negó y tras levantarlo, ambos se marcharon.

El chico estaba todo cubierto de tierra y fango de las lluvias pasadas.

—¿Oye, estás bien?. —Se inclinó hasta él ofreciéndole la mano. 

—Si, lo estoy. —Dijo adolorido pero sin dejar de mover sus manos en el suelo como si buscase algo importante.

Chasqueo la lengua molesto al ver que le ignoraba. Hasta que se dio cuenta.

¡Joder, mataría a esos dos! Una cosa era molestar a alguien, pero ¿golpear a un chico ciego? Bastardos tenían que ser.

Vio unas gafas en el suelo y un bastón dentro de un bote de basura, tomó ambos y regresó con él.

—Supongo que es esto lo que buscas. —Al sentir el mango el menor suspiró aliviado y asintió.

 Intentó levantarse pero resbaló.

No dudó en sujetarlo de su brazo y ayudarle a ponerse de pie.

—Gracias.

—De nada, ¿Qué dices si salimos de este basurero?.

El chico asintió derrotado. Rodeó su cintura con su brazo y al salir, le dejó sentado en uno de los bancos. 

Se mantuvo en silencio y cabizbajo.

Abrió una de las botellas de agua y mojó su pañuelo.

—¿Qué haces?. —Se alejó de él molesto cuando quiso que subiera su cara.

—Tranquilo amigo, voy a limpiar tu rostro. —No podía culparlo luego de ser golpeado por esos cretinos.

—No es— ¡Auch!

—Si te mueves será peor. —Le avisó divertido.

Le tomó del mentón y con cuidado limpió su rostro, notó que mantenía los ojos cerrados con fuerza.

 Se sorprendió al encontrar una piel hermosa y pálida, con algunos cortes y moretones, pero aún así no opacaban su belleza.

—¿Quién diría que debajo de tanta tierra hay una cara tan linda y atractiva?. —Dijo con una sonrisa sincera.

—¿Si sabes que soy un chico no?. —Le reclamó.

—¿Y quién dice que sólo las chicas lo son?. —Rodó los ojos. —Eso es androcentrismo, lo sabes?.

El rubio se quedó en silencio.

—Mucho mejor. —Se levantó contento con su trabajo. —Pero, ¿qué onda con tus ojos, estás constipado o algo?.

Se sintió orgulloso de sacarle una pequeña sonrisa.

—¿Cómo te llamas? ¿O sólo te digo "el chico del barro y los ojos cerrados?".

—Steve.

Sonrió encantado de ver una nueva sonrisa, pero esta vez acompañada  de ese hermoso color azul plateado chocando contra sus iris.

A veces, para poder admirar la verdadera belleza, es necesario hacerlo con los ojos cerrados pero siempre, con el corazón abierto.