Mordida.

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A Steve Rogers, desde pequeño le habían enseñado los valores en casa.


A nunca resolver las cosas con la violencia.

Era amable, compasivo, gentil y educado.

Pero siempre había una primera vez.

Pasando las páginas del álbum de su infancia, ve la imagen de un niño a su lado.

El cual, en cada momento lo mordía, él le corregía.

Pero no se detenía.

Un día, cansado y con afán de hacer justicia se le ocurrió la manera de solucionar aquello.

En medio de la clase, le dio un mordisco en la nariz que le hizo gritar.

Sus padres le regañaron, apenados y molestos le cambiaron de escuela, no lo volvió a ver jamás.


O eso pensó.


—¿Steve justiciero Rogers?.


—¿Tony mordelón Stark?.

Ambos se miraron largo rato, luego soltaron una carcajada en su primer día en la Universidad.

A ninguno le importó que todos les vieran extraño.

Ante todo pronóstico, se hicieron amigos.


Las vueltas que da la vida, no?


Aún a pesar de ser tan diferentes.


El estudiaba arte, el castaño ingeniería.

El era amable, callado y atlético.

No tenía muchos amigos.


Stark era popular, un genio en todo, tenía un humor satírico que le arrancaba sonrisas como nadie.


—¿Por qué siempre me mordías cuando eramos niños?. 

Le preguntó curioso un día mientras realizaban un trabajo en su casa.


Stark levantó la mirada de su trabajo y le miró en silencio.


—¿No lo sabes?. —Él negó. —Eras el niño más hermoso del lugar. —Le miró con ternura. —Todos siempre querían estar a tu lado.


El rubio sintió su corazón latir con fuerzas ante su intensa mirada.


—Te mordía, para que todos supieran que eras mío. —Se le acercó con una sonrisa. —El día que me mordiste, fue el más feliz de mi vida.

Ese día, fue la primera vez que alguien le robó un beso.


Así como su corazón.


—Un dolar por tus pensamientos.


Rogers cerró el libro con una sonrisa.


Le dejó en la mesa, notando que el castaño le miraba apoyado en la pared.


—Pensando en ti. —Le dijo sincero.


El castaño soltó una risa, fue hasta él y se sentó en sus piernas besándolo con gusto.


—¿Para qué vivir de recuerdos si el original está aquí? —Se frotó con malicia contra él.


Como siempre, tenía la razón.


Nunca pensó que gracias a una mordida conocería al amor de su vida.


—¿Buscando venganza Rogers?. —Gimió el castaño boca a abajo mirándolo por encima del hombro.


—Solo algo de justicia. —Dijo coqueto mordiendo y besando todo el camino de su columna.


¿Quién diría que sería ahora él, quién le tomaría el gusto de morder a su novio?


Lástima que muchas de ellas, sólo él las podría ver.

Amaba morderlo, en especial en su trasero.

Era demasiado celoso y posesivo.

Pero eso estaba bien, ambos compartían eso. Y amaban que fuera así.

Tanto como se amaban el uno al otro.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora