Cartas al Amor Stony.

Gran familia.

💜 Dedicado a, Lizeth Alvarez 💜

8/?

***

Tony jamás había tenido problemas para lidiar con la gente. Era el mejor cuando se trataba de socializar.

Y al tratarse de la familia de su rubio era, modestia a parte el puto amo.

Los Rogers eran eso, una gran familia. No, una ENORME familia.

Ni siquiera durante alguna horripilante fiesta de sus padres había tenido que aprenderse tantos nombres a la vez.

¿Qué acaso copulaban como conejos todos esos rubios?

Steve tenía primos, primos segundos, sobrinos, tíos, abuelos... ¡Carajo, hasta para llenar un jodido estadio de fútbol!

No negaría que cada uno le pareció indignado, molesto e incluso divertido de saber que era su pareja.

Hasta algunos habían apostado porque por fin saliera del closet. Aquello le había divertido a lo grande.

Luego de explicarles como se habían conocido a todos (omitiendo las grandiosas rondas de sexo masivo que tuvieron) sus suegros parecieron menos asustados con la noticia.

Pudo notar como el mismo Steve le veía enojado por ganarse a su familia tan fácil.

¿Cómo poder culparlo?

Que sus padres estuvieran a penas 30 minutos consternados de su orientación sexual  y luego le recibieran con tanta calma era inaudito para Steve, maravilloso para él.

Habían pasado la tarde entre pláticas, risas y comida de la temporada, sin darse cuenta... Ya eran pasada de las nueve de la noche.

Por fin iba a vengarse.

Sólo había algo que no había previsto para nada.

—¿Ésta tontería es necesaria?. 

—Te dije que mi familia estaba chapada a la antigua. —Se cruzó de brazos apoyándose en el umbral de la puerta. 

—Exacto, pero jamás me dijiste que además de eso... ¡Estaban completamente locos!

Luego de terminar de cenar, le había parecido raro que sus dos suegros le siguieran a su cuarto.

Había tenido que soportar "La plática de buenas costumbres" y que al ser jóvenes tendrían que controlar sus hormonas.

¿Que carajos? ¿Una plática de NO sexo para el? Ni loco.

¿Al final?

Estaba acostado en su cama dentro de un saco para dormir, y éste estaba cosido a la cama.

En serio...Estaba a atrapado en una jodida trampa de castidad de la guerra de independencia? 

—No sé de qué te quejas, luces adorable. —Y todavía se atrevió a decirlo el muy bastardo.

—Esta humillación no puede ser peor...

—¡Mira tío, un gusano!

No, se había equivocado. Era peor al ver como ese odioso mapache entraba como si nada cargando a ese pequeño monstruo en su hombro.