Pillado.

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💜 Dedicado a, Susana Rodriguez 💜

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Tony Stark sabía que estaba perdido.

No era una persona muy social, no por placer.

Era difícil congeniar con la gente. Más cuando se metían con él por ser el más listo del campus, como si fuera su culpa que todos fueran idiotas.

Además, que no podía evitar decirle las verdades a todos en su cara.

Tenía la lengua afilada y él lo sabía.

Eso, sumado a que su familia era acaudalada muchos se lo pensaban dos veces antes de meterse con él.

Aunque a veces, habían excepciones.

Odiaba las cosas cursis. Se burlaba de quiénes lo eran. Prefería la ciencia, eso era seguro.

Hasta que lo vio. Jamás pudo apartar la mirada del rubio.

Steve no era como el resto. Podía ser el más popular, pero jamás usaba su estatus social para hacer menos a la gente.

Era amable, educado. Pero más que nada. Bondadoso.

Lo comprobó al salvarlo de unos bravucones que le asaltaban.


Desde ese día, se enamoró de él como un idiota.

 Claro que el rubio ni siquiera recordaba su cara. Eso dolió. Pero no lo culpaba.

A diario, se escapaba de sus clase sólo para espiar a Rogers. En sus prácticas, durante el almuerzo, cuando estaba con sus amigos.

Tenía que correr más de 15 minutos hasta su complejo.

Él estudiaba ingeniería.

Rogers estudiaba arte, se rió a carcajadas de la ternura cuando se enteró, ¿qué clase de deportista escogía esa carrera? ¡Diablos! ¿Podía ser más perfecto ese hombre?.

Pero el verlo, valía la pena. Las reprimendas y el trabajo extra no era nada para él.

Muchas veces, quiso hablarle y declararse.

El problema, eran dos.

Era un hombre. Y todas las parejas (cortas) de Rogers habían sido chicas.

Todas hermosas.

La otra. No creía poder soportar su rechazo.

Que le mirase con asco, sería su perdición.

No tenía ninguna oportunidad.

Necesitaba sacarse todo lo que tenía guardado su corazón.

Escribir le ayudaba. Una loca idea le pasó por la mente.

Sabía que recibía miles de ellas, qué diferencia harían las suyas?

Quizás ni las leería pero, qué demonios? Eso era lo más cerca que podría estar de él.

Y eso era su único refugio.

Tomó medidas para no ser descubierto. No confiaba en nadie más que sólo una persona pero no le comprometería, aún sobornando a otros con dinero era arriesgado, podían delatarle.

No había forma de que nadie lo supiera. No dejaba rastros.

Era todo un genio.

Su plan era perfecto.

Hasta ese día.

Estaba lloviendo y no pudo usarles. Pensó en dejarlo pasar. Pero un día sin mandarlas era doloroso.

Nervioso, revisó por sexta vez que nadie le mirase.  Todos estaban en clase y con ese clima, nadie era tan idiota como para estar fuera.

Además de él. Obvio.

Suspiró.

Sabía que debía parar. Un amor unilateral, dolía el triple del tiempo invertido en él.

Y cuatro años, era suficiente.

 Tal vez, ésta sería la última.


—¿Se te perdió algo? 


Giró aterrado al escuchar esa voz detrás suyo.

Más, al ver esos ojos que tanto le perseguían en sus sueños fijos en él.

¡Mierda! Lo había pillado.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora