Velas

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💜Dedicado a, Dulce Bautista 💜

7/7

***

Tony era bueno para muchas cosas.

La única, en la que fallaba rotundamente era en lo que más detestaba en el mundo.

Admitir un error.


—Eres un idiota ¿Cómo puedes rendirte sin siquiera intentarlo?


Y nadie mejor que su socia Virginia Pepper Potts para hacérselo saber.


—En tu vida pasada tuviste que ser detective, o simplemente la reina de los metiches. —Le reclamó intentando leer los documentos en su mano. A su desgracia, todos sus esfuerzos eran en vano. Pues no había podido pasar del primer párrafo.


Todo era culpa de cierto profesor.

Ese alfa había golpeado su orgullo al rechazarlo.

Su primer impulso coherente había sido demostrarle lo estúpido que era y del buen partido que estaba perdiéndose.

Pero tan pronto como lo había besado, todo se había salido de control.

Si antes había pensado que la atracción de su ojos era inquietante, al probar el sabor de sus labios, la calidez de sus brazos le había embriagado tanto o peor como el mejor de sus licores.

Simplemente se había ahogado por completo en la lujuria de aquel hombre.

En parte, quería convencerse que la culpa de todo había sido la abstinencia.

Desde que nació Morgan no había compartido cama con otro Alfa o Beta.

Se había forzado a tomar una dosis alta de supresores para así no tener que ceder ante sus bajos instintos.

Habían sido casi seis años "limpio" hasta que Rogers había borrado aquel marcador.

Y vaya de qué manera.

Jamás había sentido algo como lo que tuvieron.

Steve era... sonaba absurdo, pero era cierto.

Cálido.

No lograba encontrar la manera de describirlo de alguna otra forma.

Rogers fue seductor, atento y sí, tiernamente torpe.

Había encontrado divertido y tan tierno la manera en la que se avergonzaba.

Su honestidad le había cautivado.

Sabía que era absurdo pensarlo, pero se había sentido tan correcto, tan pacífico el estar en sus brazos.

Como si estuviera en su hogar.


—Sigues sonriendo como idiota.


—Ya déjame en paz. —Apartó sus pensamientos del rubio alfa dándose cuenta que su intrépida amiga le miraba con burda. —¿Si sabes que puedo sonreír también por Morgan?.


—Tony, si "esa" sonrisa es por tu hija, créeme que necesitas terapia de inmediato.


Tomó la taza de café y dió un gran sorbo para ignorarla.


—¿Entonces, cuál es el plan?.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora