Habitación.

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💜 Dedicado a Susana Rodriguez 💜


8/?


***


Tony nunca se reprochó nada como ese día.

Debía de olvidarlo.

¿Pero en qué parte de su plan entraba el estar en el dormitorio de Rogers usando su ropa?

Ambos estaban empapados, el rubio ofreció ir a allá.

Él se negó, pero ¿qué más pudo hacer sino dejarse llevar luego de besarle de esa manera?

Steve le dejó usar el baño primero, se había duchado pero eso no le hacía sentir más tranquilo.

Se miró de nuevo al espejo. Sólo una de sus camisas le quedaba, y era una pijama.

Por fortuna su ropa interior no se mojó. 

Pero eso no quitaba lo vergonzoso de la situación.

Se convenció por décima vez, que al salir del baño iría directo al suyo, sin excusas.

Pero al hacerlo, no pudo moverse más.

Esa sonrisa era letal para su cordura.


—¿Mejor?. —Asintió incómodo sin verle. —Lamento no tener nada más apropiado para ti. 

—No importa, de hecho tengo que ir—


Calló al verle avanzar, más, cuando le tomó de su mejilla y le besó.


—Iré a ducharme. —Sonrió. —Por favor, espera por mi.


Y de nuevo. Como idiota sólo asintió sin poder hacer nada más.

Al cerrarse la puerta quiso golpearse así mismo.

Miró la salida, podía irse. Pero su curiosidad le ganó.

¿Cuándo podría estar de nuevo  en el cuarto de la persona que amaba?

Admiró la decoración, simple pero hogareña. 

Deslizó sus dedos sobre su escritorio, era lo más cerca que estaría jamás.

Todo práctico y a la mano, para ser un deportista, era más ordenado.

No pudo evitar sonreír al mirar varios dibujos pegados a una cartelera.

Desde paisajes, personas y animales.

Eran hermosos. Cada trazo, cada línea, era como un imán para que sus ojos le siguieran.

Por la firma supo que eran suyos. Deseó con fuerzas poder tener alguno de sus trabajos consigo.

Escuchó la llave cerrarse.

¡Rayo, debía irse!

Asustado, su mano chocó por error con una pequeña caja en la mesa.

Todo su contenido se regó en el suelo.

Aterrado, se agachó a recoger todo.

Hasta que lo vio.

Reconoció la letra.

Eran todas sus cartas.

Por el papel desgastado, se notaba que le usaban.

Puso todo en su lugar y se dejó caer sentado en la cama con el alma en la garganta.

Cerró los ojos al escuchar sus pasos.


—Las tienes todavía.


Sintió como la cama se hundía a su lado.


—Te dije que nunca dejé de leerlas. —¿Por qué tenía que hacerlo tan difícil?


—Esto, no está bien.


—¿Qué cosa?.


—Esto. —Giró a verle. —Yo aquí con—¡Dios, estás herido!


—¿Esto?. —Señaló su pecho sonriendo. —No es nada, he recibido golpes peores.


—¡Eso no se ve como nada!. 


Sintió su rostro enrojecer, más al notar que sólo traía un pantalón.

Ignoró eso, su atención pasó a los hematomas en sus hombros y torso. Estos empezaban a volverse morados.

Se sintió fatal, aunque lo negase, aquello le debía de doler demasiado.

Estiro su mano hasta él, pero se detuvo. ¿Qué demonios pensaba hacer?.

Rogers sujetó su mano en el aire.

Se sintió perdido ante su mirada.


—No me duele en serio. ¿Sabes qué sí lo hace?. —Se inclinó hasta él. —Que todavía no me has respondido.


Si, tuvo que haberse ido en cuánto pudo. Ahora, estaba jodido.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora