Cartas al Amor Stony.

Novios.

💜 Dedicado a, Caro La 💜

18/?

La Navidad se acercaba. Pero para Tony, era como si de una travesura se tratase.

Cada que coincidían ambos no podían dejar de sonreír, no había un momento en el que no pudieran evitar tocarse, entrelazar sus manos debajo de la mesa.

Por más extraño que fuera, incluso el dormir era más incómodo y acogedor a la vez ahora que ambos se habían confesado.

¿Para qué contenerse cuando ambos sentían lo mismo?

Joseph casi inundó la casa con muérdago solo para besar sin descanso a su señora.

Ambos reían y hacían muecas al ver a los adultos. ¿En serio tenían que ser tan melosos?

Aunque no podía culparlo. Mucho menos cuando había descubierto lo mucho que le encantaba besarse con Steve.

Pasaban horas despiertos, platicando, mas que nada, habían probado besos suaves y castos al despertar y a la hora de dormir, esos eran sus momentos favoritos.

Ese día, al bajar a comer casi se muere de la vergüenza cuando el padre de su amigo les hizo saber que habían caído debajo de uno mientras platicaban.

—La tradición es la tradición, chicos, sin excusas. —Les miró divertido de brazos cruzados.

Agradeció que Sarah le reprendiera por burlarse.

Por otro lado, no podía evitar sentir algo de culpa al ocultarles lo que sentían, cada vez que quería decirles; al verlos tan felices temía tanto decepcionarlos.

—¿Qué vas a pedir para Navidad?. —Le preguntó el rubio mientras le ayudaba a fregar los trastes después de comer.

—No lo sé. —Suspiró tomando el plato y secándolo con el trapo. —Dudo que el viejo de rojo se acuerde de mi después de 16 años.

—Tony..

—¿Y tú?

—¿Yo?. —Le sonrió misterioso—¿Quién sabe?

—¡No te hagas el interesante Rogers!. —Estrelló el trapo contra su rostro.

—La Navidad no es sobre obtener regalos costosos. —Se secó el rostro divertido con el hombro de su camisa. —Es sobre compartir lo que se tiene y hacer feliz a quienes aman.

—Cursi. —Ambos rieron. —Aún así, no lo sé...

—¿En serio no hay nada que quieras?

—Es que. —Mordió su labio con algo de pena. —¿Qué podría pedir ya Steve? Siento que ya tengo todo gracias a ustedes.

Y no quería arruinar lo que tenía por ser egoísta.

Rogers suspiró mirándole con ternura.

—¿Por qué eres tan adorable?. —El rubio rodeó su cintura y le abrazó con una sonrisa.

—¿Qué haces?. —Jadeo asustado al notar su mirada. —Tus padres están...

—En la sala. —Sonrió mirando a sus ojos y luego a su boca. —Y creo que mi novio me debe un beso.

—Steve, no. —Trató de librarse de su abrazo sintiendo su corazón latir acelerado. —¿Qué pasa si tus padres nos ven? Podemos hacerlo arriba.

—Solo uno, por favor.—Frotó su nariz con la suya. —No creo poder resistir hasta la noche.

Negó divertido. Odiaba que usara esa mirada de cachorro con el.

Giro hacia la puerta nervioso, pudo escuchar la televisión encendida y las voces de los mayores.

Claro que temía el ser descubiertos, pero ese toque de adrenalina al hacer una travesura le encantaba.

Steve siempre era el correcto, ¿cómo no sentirse tentado cuando era el quién le animara a hacer una travesura?

—Solo uno, y pequeño. —Accedió con las mejillas rojas.

—Un beso como tú entonces. —Sonrió triunfal contra su boca.

—¡Hey!

El rubio rió y beso su boca castamente. El menor volvió a unir sus bocas con un topon rodeando con sus brazos su cuello.

Steve aprovechó para besarlo, esta vez como quería.

Lento y degustando sus labios. Tony no se quejó correspondió como él a ese beso.

Ambos se separaron asustados al oír la voz de Joseph avisándole que Steve tenía una llamada.

—Anda. —Le empujó divertido al ver que hacía un puchero molesto por la interrupción. —Si te apuras, quizás podamos repetirlo arriba.

Suspiró mirando al rubio partir mientras se tocaba sus labios. ¿Qué iba a hacer con él?

Puede que no supiera que pedir para él para Navidad, pero si sabía ahora que darle a su novio.