Pesadilla.

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💜 Dedicado a Caro La 💜


27/?

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Steve nunca olvidaría ese domingo.  Había notado como Tony estaba mas y más ausente entre ellos.

Los días recientes su novio los había pasado en compañía de su padre, claro comprendía que estuviese entusiasmado por el auto, pero sentía que había algo más.

Cuando le preguntó a su padre le dijo que no se preocupará. Pero eso no le trajo ninguna paz.

Había confrontado a su novio al notar que por las noches "se escapaba".

Comprendía que estuviese nervioso sobre el tema de la Universidad, el tampoco quería separarse de él, pero Tony tenía tanto talento que se merecía lo mejor.

Habían acordado olvidarse de ello por el momento.

Ese día, sus padres veían una película en el sofá. Ellos dos estaban la cocina, riendo entre suaves besos.

El timbre sonó haciéndoles separar.


—Debe de ser la pizza. —Hizo un puchero, Tony rió travieso. —¿Si sabes que regresaré no? Tonto, traeré la cena.


—Mejor iré yo. —Trató de levantarse pero su castaño le devolvió a su silla. 


—Soy yo quién tiene el dinero. —Movió los billetes frente a su cara con burla.


—La última vez aquel repartidor sólo se la pasó coqueteando contigo. —Se quejó de malhumor tomándolo de su mano.


—Y gracias a ti dejó de trabajar por esta ruta. —Le recordó divertido jalando su mano para soltarse. —No tienes nada de que preocuparte, prefiero a mi sexy y celoso novio.


Sólo le soltó solo porque le regaló un beso. Suspiró enamorado viéndolo partir.

Aquel fin de semana había sido excelente. Tuvieron una maravillosa cita, fueron al cine. Y la cereza del pastel, le dirían por fin a sus padres de su relación.

No podía ser más perfecto.


—¡¿Qué demonios hace en mi casa?!.


Asustado, corrió al oír la la voz de su madre. Miró con odio su despreciable sonrisa. Tony temblaba detrás de Sarah.


—Que modales Sra. Rogers, así recibe siempre a sus visitas?. —Se mofó con una despectiva sonrisa.


—Sólo a las indeseadas, fuera de aquí ahora.


—Entonces no ha de ser una buena mujer.


—Puede ser alguien de dinero Stark. — Los demás retrocedieron asustados al ver a su padre avanzar. —Pero falte una vez más el respeto a mi señora, y conocerá porque me dicen el escudo de la fuerza.


—¿Es una amenaza?.


—Soy policía, no amenazo.—Su padre cubrió a los dos detrás suyo.—Pero también soy un esposo de costumbres antiguas. En ellas, los puños si ponían el respeto correcto entre la gente.


—Vengo por mi sobrino, no para verlo a usted.


—¡No te lo llevarás!. —Avanzó enojado hasta él.


—¿Si saben que soy su tutor no?.—El bastardo le sonrió petulante mientras sacaba los papeles y su padre los leía.


—Es raro que recuerde sus "deberes" luego de casi dos años, no?. —Ese bastardo se removió incómodo acomodando su traje.


—Tonterías, siempre lo he hecho.


—Jefe, si usted no coopera... —El hombre calló al ver su mirada.


—¿Quién dice que no lo haré? Soy un oficial, cumplo la ley siempre.


—¡Papá!. 


—¡A callar Steven! —Se paralizó. Jamás le había alzado la voz.—Amor, lleva a Tony a empacar sus cosas.


—¡Joseph!. —Su madre se cubrió la boca aterrada, quiso replicar pero él negó con la cabeza. —Ven cariño, te ayudaré.


Vio a Tony bajar la cabeza derrotado ¿Por qué? El le había prometido que siempre los cuidaría, eran una familia.


—¡¿Cómo puedes dejar que se lo lleve?!. —Gritó enfurecido. —¡Sabes lo que le hará!


—Hijo, escucha...


—¡No!. —Se soltó con brusquedad de él.—¡Eres un cobarde, te desconozco como mi padre!.


Corrió escaleras arriba sin aliento. Sarah lloraba en silencio en el pasillo.

Al entrar le vio con otra ropa. Su corazón se rompió al ver su mirada.

Rendida, sin vida e inundada de lágrimas retenidas a fuerza de voluntad.

Azotó la puerta. 

Corrió y le abrazó con fuerza. Rezó a toda deidad si era necesario, que le despertaran ya de esa horrible pesadilla.

Cartas al Amor Stony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora