Cartas al Amor Stony.

El poder de una Madre.

💜 Dedicado a, Vannesa Vasquez  💜

#Oneshot

***

Steve Rogers amaba a su madre.

Ella le había criado sola.

Había visto en persona todo el sacrificio que había hecho para mantenerlos a ambos.

El pagar su educación y siempre ayudarle en todo, aconsejándolo y mostrándole como valerse por si mismo para que fuera un hombre de bien.

¿Cómo no querer agradecerle todo el amor, dedicación y paciencia que tuvo con él?

Tras conseguir un empleo bien remunerado en una compañía, no había dudado en comprar un departamento y pedirle que se mudará con él.

Pero su madre se negó. No quería abandonar su antigua casa.

Cuando le avisó que le diagnosticaron cáncer sintió que su mundo se le venía abajo, discutió fuertemente con ella para dejarle ayudar.

Sarah era enfermera, al notar los síntomas no dudó en realizarse los exámenes.

Le calmó al decirle que no era benigno, que tomaría el tratamiento de inmediato.

Que estaría tranquila y lucharía con esto.

Pero aún así no desistió, ya había perdido a su padre, no quería perderla a ella también.

Sólo había logrado que aceptase quedarse con él entre semanas, ya que le quedaba más cerca el hospital.

Los viernes le acompañaba a su casa. Había contratado a una mujer para que le cuidase.

Su tratamiento estaba por la mitad, ya había tenido buenos resultados.

Pero aún así el temor estaba presente.

 Los sábados y domingos eran para él, podía dedicarlos a su pareja, pero  siempre terminaba llamándole para saber cómo estaba.

Ambos eran compañeros de trabajo.

El no se avergonzaba de su novio, al contrario, Tony era el amor de su vida.

Pero temía que esa noticia le afectase más en su estado, eso y el temor a decepcionarla siempre le detenía para contárselo.

Tony no se lo reprochaba, comprendía como se sentía, sabía que su madre era su mundo.

Estaba dispuesto a esperarlo el tiempo que fuese.

En serio, no creía merecerlo.

Ese día, su madre llegó a las 07:00 am mientras desayunaban, le suplicó al castaño que se escondiera en el armario.

Stark sólo se rió de lo lindo mientras corría de un lado al otro ocultando toda evidencia suya, pero accedió divertido.

Se sintió fatal por ocultárselo pero lo hacía porque la quería.

Con todo cubierto, le dejó pasar y le sirvió una taza de té en la sala.

—Madre, dije que pasaría por ti a las 10. —Le reprochó respirando otra vez.

—¿Tu novio ya se fue?. —Miro a los lados curiosa.

—¡¿Qu— ¿Qué?!

—Vaya, y justo vine temprano para conocerlo. —Soltó un suspiro desanimada. —Como siempre le ocultas de mi cada que vengo.

Le miró atónito. ¡¿Qué le había delatado?!.

Asustado, esperó ver reproche, decepción en su mirada; no halló nada más que diversión y ternura en sus hermosos ojos azules.

—¿Qué? ¿Pensabas que no sabría que mi chico está enamorado de otro?. —Tomó su taza y dibujó una astuta sonrisa en su boca —Steve, puedo ser vieja, pero jamás subestimes el poder de una madre.

Cubrió su rostro avergonzado.

Aquella mañana, no le quedó de otra más que presentarle con bochorno a su yerno.

Pidió el día solo para estar con ellos. Todas sus preocupaciones se esfumaron al verlos platicar entre risas.

A su novio no le importó, era su compañía después de todo.

En serio... ¡Las madres eran hechiceras para saberlo todo!