El Peso de un Puño

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A la mañana siguiente, las nubes desaparecieron y el cielo volvió a verse azul. A medida que el día se hizo más brillante, miré a la aldea una vez más. Había sido completamente quemada.

Los pocos aldeanos sobrevivientes estaban de rodillas, llorando sobre el terreno quemado. Habían perdido todo.

Pero luego, al ver que la casa de Seto que no había sufrido daño alguno, lo que era algo muy extraño dado la ferocidad del ataque. Los aldeanos rápidamente comenzaron a preguntar a Seto acerca de esto.

El hecho de que solo su casa había resultado intacta, no era algo que los otros aldeanos, que habían sufrido grandes pérdidas, encontraban placentero. Seto tendría que pensar muy bien lo que haría y haría a partir de ese momento.

En cuanto a mí, yo continué con lo que tenía planeado. Después de hablar con Seto, caminé hacia los restos de mi vieja casa. Me dirigí a la parte más al sur de la aldea, mientras olía la fragancia de madera quemada que provenía del resto del lugar.

Al llegar a mi casa, me encontré con que el lugar no había sufrido por el ataque de las Gárgolas. Las plantas silvestres seguían creciendo libremente en los alrededores. Al pasar por el patio delantero, me dirigí al interior de la casa. Ahí también habían proliferado las plantas silvestres.

Saqué la Espada Negra Avaricia de su funda y la usé para cortar las plantas que obstruían mi camino. Después de un rato de cortar y avanzar, pude finalmente distinguir dos lápidas pequeñas colocadas una al lado de la otra.

「Padre, madre... estoy en casa」

Había pasado mucho tiempo, y como nunca recibía la luz directa del sol, las lápidas estaban cubiertas de musgo

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Había pasado mucho tiempo, y como nunca recibía la luz directa del sol, las lápidas estaban cubiertas de musgo. Decidí limpiarlas un poco. Coloqué la Espada Negra Avaricia de nuevo en su funda, y me incliné.

Mis manos lentamente quitaron del musgo que cubría la lápida de mi madre. Mi madre había muerto después de darme a luz. Mi padre me había dicho que a ella le gustaba hablar y que en varias ocasiones termina por inmiscuirse en los asuntos de los demás. Pero no había manera de saber si todo lo que él me dijo era cierto.

「Yosh, todo limpio. El siguiente, es Padre.」

Mi padre, había muerto a causa de una enfermedad cuando yo tenía once años. Con su fantástica habilidad con la lanza, mi padre había alejado a varios monstruos de la aldea, siempre lo consideré como mi héroe por eso.

Mi padre había hecho todo lo posible para contribuir con la aldea, para que de esa manera no me hostigaran. Mi padre se las arreglaba para siempre mantener una sonrisa en su rostro a pesar de todo, aun ahora me preguntaba como lo hacía.

En aquel entonces, él intentó enseñarme que no importaba cuán difícil y dolorosa fuera mi vida, la felicidad me encontraría tarde o temprano. Desde ese día en adelante, me esforcé por seguir su enseñanza y mantuve una sonrisa falsa en mi rostro.

berserker glotónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora