—¿Hasta cuándo planeas hacerte el dormido? —Craig preguntó, más que molesto. A su lado, Henry se dio la vuelta y, con los ojos cerrados, rodeó a Craig por la cintura.
—Cuando despierte, tengo responsabilidades. No quiero encararlas todavía —Henry gruñó.
—Vaya lujo —Craig bufó, pero correspondió el abrazo de igual manera—. Vamos, Henry.
El chico se resistió por unos segundos y luego se incorporó lentamente. Se reanudó la toalla que tenía alrededor de la cintura, se reacomodó la nube de cabello negro, y se sentó muy pegado a Craig. El extutor se dio cuenta de inmediato de una fina capa de sudor en la piel del chico; el calor de julio era implacable y terminarían saliendo de la habitación en algún punto de todas maneras, solo para escapar de él.
Era extraño verse de nuevo con Henry. Mientras lo pensaba, Craig vio al chico de reojo y fue reparando una a una en todas las diferencias que había con el Henry de su memoria. Aunque muy dentro de su mente sabía que era imposible que regresara sin un cambio, la realidad era sobrecogedora. No se trataba solo del cabello más largo o la aspereza de sus manos. Bajo la luz del día y semidesnudo, Craig empezó a notar una cantidad preocupante de cicatrices concentradas en su espalda y hombros. Eran el vestigio de una herida que iba más profundo que la piel, y Craig fue abrumado por las ganas de borrarlas, y de demandar saber quién las había provocado.
—Sé lo que estás viendo —Henry dijo—. Hubo más rasguños en el camino de los que pensé. Lo siento.
—No te disculpes por eso —Craig dijo. Tragó hondo y bajó la mirada—. En todo caso, debería ser yo quien...
—Si es por lo de Vinny, ni se te ocurra —Henry lo interrumpió—. Sé que lo quieres tanto como yo. Si algo como esto sucedió, estoy seguro de que la razón lo ameritó en su momento.
—Empecemos por ese "algo como esto" —Craig se permitió suspirar—. ¿Qué tanto sabes?
Henry se rascó la cabeza.
—Pensé en esto anoche, mientras veníamos hacia acá —Henry empezó—. Para alguien como nosotros es fácil ver las mentiras en los anuncios de prensa de Fester. Vinny desapareció antes de lo previsto, pero no tengo claro si se escurrió entre tus manos o hay más problemas de los cuales ocuparnos.
—Fue secuestrado. Eso lo tengo por seguro. Encontré teléfonos hechos trizas del lado sur del tercer puente, y confirmé que se trataba de los móviles de Vinny y Scott.
—Scott —Henry repitió, sorprendido—. ¿Y él sería...?
—Un amigo de Vinny —Craig dijo, y entrecerró los ojos—. Creo. Era algo así como su némesis, por lo menos al inicio, pero luego empezaron a llevarse mejor.
—Némesis... —Henry repitió de nuevo.
—En grandes rasgos, Vinny tuvo una fase de rebeldía mucho más intensa que cuando tú estabas aquí —Craig intentó explicar—. Se le metió en la cabeza que debía demostrar cuán buen luchador era, a pesar de su cuna de oro, y hace menos de un año vino a mí con una lista de los diez mejores luchadores de su escuela, según sus propias averiguaciones y las de un grupo de amiguitos que consiguió en North Vertfort High.
—Ah, claro. Olvidé que fue expulsado de...
—Vamos, Henry, eso fue hace mucho. Tenemos que ponernos al día.
—Ya, ya. Bueno, si Scott era su némesis, ¿era él el número uno en la lista?
—Así es —Craig sintió que la pesadez en su pecho comenzaba a deshacerse con cada intercambio. Aún así, no se atrevió a alzar la mirada aún—. Me costó mucho persuadirlo para que iniciara desde el número diez, pero lo logré. Las cosas fueron relativamente según lo que yo esperaba hasta que conoció a Scott y terminaron siendo amigos.
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Escrito en el Asfalto
Teen FictionLa ciudad de Vertfort fue, por muchos años, tierra de nadie. Ahora, luego de generaciones de herederos, bancarrotas, absorciones y traiciones, quedan tres familias: Arkwright, Landvik, y Melville. Vinny Melville, a sus dieciocho años, es el joven h...