I (Parte 1) - Sobre Vincent Melville

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La mente de Vinny había estado trabajando a mil por hora desde la tarde anterior. Su emoción era tal que ni siquiera podía reunir las palabras para explicar lo que sentía: anticipación, quizá, y también una ansiedad que sabía diferente a la que solía experimentar en casa. De cuando en cuando se encontraba a sí mismo sonriendo, recordando la figura de Scott en medio del sendero, y un escalofrío le recorría el cuerpo entero. Sin embargo, no podía dejarse llevar; Craig le había enseñado a reorganizar sus ideas para concentrarse en un objetivo, y por el momento ese objetivo era Lizard Lester. Vinny tomó apuntes de los movimientos que había observado en su próximo oponente para discutirlos con su tutor, e inevitablemente se había dedicado a dibujar dog tags en los márgenes de la página.

Scott era un tipo interesante, muy diferente a cómo se lo había imaginado. Tipos como Dollface, con lo bruto claro en su semblante, o Lizard Lester, de aspecto haraposo y personalidad acorde; cualquiera pensaría que el único invicto de la escuela sería también alguna especie de bestia, pero luego de pensárselo era aparente que Scott era muy normal. Casi demasiado. A Vinny le pareció como si estuviese intentando pasar desapercibido, y rió para sí mismo. El día en que él reinara, pensaba, él también soñaba con esa tranquilidad.

Al salir de clases, ese anhelo aumentó. Lograr esconderse entre la multitud sería mucho más práctico, especialmente cuando el señor Crops estaba esperándolo fuera del salón. Vinny intentó escabullirse por entre la gente, pero fue inútil. Los Tres John dieron con él de inmediato y el subdirector solo tuvo que seguirlos para encontrarlo.

El señor Crops suspiró, decepcionado. —Jóvenes, ¿siguen alentando la rebeldía del joven Vincent?

Bell, indignado, abrió la boca con intención de defenderlo, pero Vinny alzó una mano para detenerlo.

—Ya, chicos. Les dije que hoy podrían irse temprano. Rake tiene entrenamiento con el equipo, y ustedes dos ya hicieron suficiente. Nos veremos mañana.

Ellos asintieron. Se disculparon con el señor Crops y se marcharon en dirección opuesta. Vinny no dijo nada más y empezó a caminar rumbo a la oficina del subdirector; un camino que ya conocía muy bien. La puerta no tenía cerrojo, y ambos entraron y tomaron las posiciones de siempre: el profesor de brazos cruzados sentado sobre su silla de respaldo alto, y Vinny en la silla en frente, tras el escritorio, con hombros caídos y mirando distraídamente las ramas de los árboles que asomaban por la ventana.

El señor Crops empezó con un largo suspiro y una mueca exagerada de decepción. Empezó a hablar sobre el prestigio de la escuela, el reglamento, la vergüenza que sentía cuando los rumores corrían sobre las peleas dentro de las instalaciones, etcétera. Luego de casi una eternidad, agregó: —Para ser un joven con un futuro prometedor por delante, debería preocuparse por actuar acorde. Vincent, como heredero de los Melville...

—No es algo escrito sobre piedra —interrumpió el chico, irritado—. Cumplí dieciocho hace más de un mes y no hubo anuncios ni nada. Y en todo caso, ¿qué tiene eso que ver con lo que hago en la secundaria? ¿Acaso mis notas no me apoyan?

El subdirector se encogió de hombros. —Las notas no lo son todo, Vincent.

—Pues hace algunos años recuerdo que me insistía con algo completamente diferente.

—Hay cosas en la vida de las que es imposible huir, joven Vincent, por lo menos no a causa de algo tan ridículo como la rebeldía —Vinny se removió incómodamente en su asiento—. Una empresa como Melville Autoparts es un futuro asegurado. Es primordial ser inteligente tanto en los negocios como en el trato con la gente. ¿Cómo cree que su padre llegó a donde está?

Vinny no respondió.

—A ver, vamos directo al grano. ¿Ha recibido contestación de las universidades a las que aplicó?

Escrito en el AsfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora