VIII (Parte 2) - Sobre una Presencia Persistente

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Vinny estaba desparramado sobre su cama, con sus piernas apoyadas sobre la pared, sus brazos cruzados encima de su pecho, y la mirada fija en el techo. Su reproductor de música estaba firmemente apoyado sobre una base que amplificaba las melodías hasta que estas retumbaban sobre las paredes, el rock tan acelerado y distintito que podría escucharse desde el pasillo.

Pero Vinnt no podría concentrarse en la música. En el canvas impecablemente blanco de su techo apareció una figura, un recuerdo, y con él llovieron otras decenas de ideas, primero en orden y luego como un verdadero diluvio. Scott Boone, y todo lo que Vinny había aprendido acerca de él hasta ese momento, desde lo más básico hasta lo mundano, lo embarazoso y lo francamente preocupante.

"Sabe que soy un Melville, pero no reacciona ni bien ni mal. Le da igual" iniciaron sus cavilaciones. "Fue emboscado por Eckhard. Odia a Buck. Trabaja por las tardes. Vive en Lower Morland" y otros muchos datos que había podido reunir sobre Scott. Al principio inocentemente, pero con el paso del tiempo las cosas se tornaban más extrañas.

"Tiene una sonrisa peculiar, pero agradable. Brazos fuertes, porque puede cargarme sin problema. Manos grandes, más grandes que las mías. La piel blanca, un abdomen firme, algunas cicatrices sobre los músculos marcados..."

Vinny tomó una almohada y se apresuró a estrujarla entre sus manos y darle golpes. Quería creer que ese tipo de pensamientos no venían de él, pero los había pensando, y a mediados de su vacación de primavera eran lo único que tenía en la mente. Los brazos fuertes de Scott, y la idea que esos mismos brazos lo habían llevado a la enfermería cuando lo necesitó, y lo habían ayudado a salir de la piscina luego de ser derrotado en un pequeño arranque infantil; cada memoria se reprodujo una y otra vez y resultaba extenuante, por varias razones.

Los primeros días del descanso se le habían ido en una relativa rutina. Vinny tenía sus mañanas libres y por las tardes, de ser posible, tenía pequeñas prácticas con Craig. A pesar de haber decidido poner la pelea con Eckhard en espera indefinida, luego de horas de reflexionar sobre ello Vinny no podía reunir el valor para decírselo a su tutor. La reacción de Craig estaría llena de rabia, llena de comentarios pasivo-agresivos sobre cómo había sabido desde el principio que Vinny no llegaría al final, que era él quien tenía razón, que ahora no había excusa válida para que el chico se opusiera a sus palabras.

Las prácticas, que antes le habían traído una muy necesitada adrenalina y emoción, ahora le eran tortuosas. No solo tenía que guardarse el secreto de su decisión de Craig, sino que también se le hacía difícil no distraerse entre un ejercicio y el siguiente. Pensaba en qué significado tendría ahora todo lo que había hecho, todo por lo que literalmente había sangrado. Parte de él quería caer de rodillas y gritar, porque nada había salido como esperado, pero había también una parte más grande, más fuerte y que aumentaba cada día, que le decía cuánto había crecido en ese tiempo. Vinny, sin saber exactamente qué había cambiado, se sentía diferente.

En las tardes en que su tiempo lo permitió, Craig peleó con él, de nuevo en la fábrica abandonada, y Vinny debía concentrarse para no ser derribado. Pensaba, de un momento a otro, que Craig era delgado, casi fino en comparación a Scott. Una vez el nombre hacía eco de nuevo en su mente, Vinny se molestaba, se enfurecía y usaba esa misma furia para que Craig viera en sus ojos el impulso de superarse, cuando en realidad era confusión, y nada más que confusión.

Esa mañana, desocupado y solo con sus ideas, Vinny se creyó a a punto de llegar a una respuesta. Cada palabra resonó dentro y sentía la verdad descubrirse poco a poco, como el correr de una cortina, como humo disipándose. Maldijo mentalmente, despejó su cabeza hasta que solo quedó un rostro acechándola como un fantasma, y maldijo de nuevo al pensar que había pasado los últimos días luchando consimo mismo, en uno de los peores duelos que había enfrentado hasta el momento.

Escrito en el AsfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora