XX (Parte 1) - Sobre Límites Cruzados

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Craig contempló las gotas de agua condensada bajando por la botella de cerveza frente a él, pretendiendo que eran lo más interesante del mundo. A sus espaldas, dos tipos en la barra hablaban sobre abusos en sus trabajos en la distribuidora Arkwright, pero hasta ese momento la conversación no había lanzado ningún dato útil. Habladurías, nada más.

Craig tomó su botella y tomó un largo trago. Más al fondo, la puerta del bar se abrió con un estruendo, dándoles paso a dos tipos vestidos totalmente de negro. Usaban chaquetas de cuero, botas, y cadenas alrededor de sus muñecas. Tenían toda la pinta de ser motociclistas estereotipados de las películas.

Ambos tipos se acercaron a la barra, apoyándose sobre ella y tocando la madera con sus nudillos hasta llamar la atención de la bar tender. La chica, quien, honestamente, también parecía sacada de una película, les guiñó un ojo.

—¿Puedo ofrecerles un trago? —dijo, coqueta. Uno de los tipos, el más fornido, con un bigote grueso, le sonrió.

—De hecho, cariño —empezó, bajando su voz. Craig frunció el ceño, concentrándose para lograr escucharlo—. Buscábamos algo diferente esta noche.

—¿Oh?

—Así es —el amigo, un hombre esbelto con el cabello en una coleta, se inclinó también sobre la barra y dejó lo que parecía ser una pieza de papel sobre ella—. Y en lugar de ser un algo, es un alguien.

—Dinos —el primer tipo alargó una mano y la posó sobre el hombro de la chica, deslizándola lentamente hasta su cuello—, ¿sabes dónde podemos encontrar a Craig Memphis?

Por un momento, todas las voces que Craig había estado escuchando se quedaron en silencio. Solo persistía el sonido de las sillas siendo arrastradas sobre el piso descuidado, botellas sobre las mesas, la música al fondo y el golpe de las bolas de billar al chocar entre sí. Los dos tipos en la barra y la bar tender no se movieron; estaban como atrapados en una pintura, la chica calculando su respuesta, ellos calculando su reacción.

—Oh... —ella, obviamente nerviosa, se acercó a la barra para observar lo que Craig asumió era una fotografía—. Um. Dudo que alguien así visite este tipo de establecimientos.

La mano del tipo se movió del cuello al cabello de la chica. Lo acarició con fingida ternura un par de veces y luego sus dedos se hundieron entre los mechones, tomándolos, halando de ellos, haciéndola gritar. —No te pregunté tu opinión, pequeña. Solo dime si has visto el rostro o no.

Craig, aún sentado tranquilamente en una mesa, evaluó a los demás clientes del bar. Las conversaciones de hacía unos minutos habían disminuido en volumen; varios pares de ojos estaban enfocados en lo que los invasores hacían en la barra, y la tensión crecía por cada segundo. El juego de billar se había detenido, y todos los hombres observaban los sucesos mientras esparcían tiza sobre la punta de sus tacos, como preparándose antes de una jugada importante.

El tipo de la coleta le dio un golpecito a la fotografía. —Vamos, piensa. Será lo mejor para ti.

—El dueño... —la chica gimió, su cabello aún sujetado fuertemente por el otro irruptor—. Llamaré al dueño si no se detienen.

La respuesta desafiante sorprendió a los dos hombres. El agarre del tipo de bigote se hizo más fuerte, obligando a la bar tender a pararse de puntillas. Sus manos se aferraron de un extremo de la barra para evitar que su cuerpo fuese halado desde atrás del mostrador. El hombre de la coleta tomó la fotografía y empezó a dar pasos despreocupados entre las mesas, sus botas resonando sobre el piso. Nadie decía nada. El ánimo al interior del lugar había dado un giro completo.

—Ya que tenemos algo de resistencia por este lado, ¿qué tal si nos ayudan ustedes? —dijo el hombre, sosteniendo la fotografía frente a sus ojos, comparando los rostros de los presentes a medida que pasaba por cada asiento—. Ha sido una larga noche, saben —alzó la esquina de su chaqueta, revelando un revólver hundido entre su pantalón y un cinturón de cuero negro—; sería una pena que este lugar termine igual que el último que visitamos.

Escrito en el AsfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora