XII (Parte 3) - Sobre lo que Quiero y lo que Tengo

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Una vez de regreso en la escuela las cosas entre Vinny y Scott retomaron su normalidad sin mucho problema. Ninguno de los dos tocó el tema, pero tampoco se rehuían o actuaban fuera de lo común, y para ellos eso era lo verdaderamente importante.

La única diferencia estaba en sus miradas. Ambos se buscaban constantemente, como asegurándose de que todavía no llegaba el momento de partir, guardando en la memoria un día más antes de que ya no hubiera oportunidad para hacerlo. Tanto Scott como Vinny empezaron a guardar silencio mientras comían o mientras veían la tarde transcurrir, y este era un silencio lleno de comodidad, de la sensación de estar solos ellos dos aislados de los demás y saber que pronto eso llegaría a su fin.

Scott había pasado mucho tiempo intentando aclarar ideas por su propia cuenta. Al llegar a su casa un par de días atrás se había lanzado sobre su cama para pensar. Intentó dormir para despejarse la mente, y en cambio no había logrado más que regresar a Vinny, a la calma que sentía en su presencia, en sus días con él. Había despertado a media noche y, luego de asegurarse que Douglas no estaba en casa, había bajado a la cocina para beber un poco de agua.

Luego de pensárselo un rato más, había llegado a la conclusión de que su reacción de horas antes se había debido a su propio descontento y sorpresa. Jamás había esperado sentirse tan adherido a una persona, mucho menos a alguien de su misma edad y tan alejado de su realidad. Era casi como si Vinny fuese una plaga que Scott necesitaba para poder estar en paz, por más contradictorio que se escuchara.

Aún así, cuando quería averiguar cómo su mundo había cambiado con la llegada del otro chico, no podía conseguir una respuesta. Todas las señales indicaban que ellos no deberían haberse llevado bien y, de hecho, de no ser por la insistencia de Vinny probablemente jamás habrían intercambiado más que un par de palabras.

Vinny le había jugado una trampa. Más peligroso aún, Scott había dejado que continuara haciéndolo incluso después de darse cuenta. Era demasiado tarde para reaccionar. La graduación vendría aunque Scott no lo quisiera, y Vinny tendría que irse aunque él no lo quisiera. Lo único que le quedaba era verlo mientras podía.

El ensayo para la ceremonia de graduación vino rápidamente. Apenas tuvieron una hora de clase antes de que el señor Crops los interrumpiera para demandar su colaboración y su presencia en el gimnasio. Los estudiantes de último año salieron e inundaron los pasillos; se formaron grupos para hablar sobre los planes que tenían para sus citas en el día del baile, los atuendos, las escapadas durante el verano antes de tener que ir a la universidad.

Scott se mantuvo de bajo perfil. Se aseguró de que sus enemigos, aquellos a quienes había derrotado en peleas, no hubiesen aparecido ese día, y luego se empeñó en buscar a Vinny. Aunque la multitud le impedía ver bien pronto encontró al chico rodeado de sus fieles acompañantes, los Tres John. Scott se sintió aliviado y cuando Vinny pareció percatarse de su presencia y voltear hacia él ambos sonrieron.

El ensayo continuó lentamente. Vinny hacia muecas de sufrimiento cada vez que Crops se dirigía a ellos desde el podio dentro del gimnasio, y Scott sonreía viéndolo. Los estudiantes tuvieron que reordenarse de acuerdo a su orden de presentación. Scott fue de los primeros. Su nombre fue mencionado por los parlantes y un silencio frío se apoderó de todo el lugar mientras caminaba y buscaba su lugar entre los demás. Había miradas de reclamo sobre él pero Scott se esforzó por ignorarlas.

Esperó pacientemente el turno de Vinny, y se percató de las miradas de reclamo multiplicadas y dirigidas hacia el chico. Era más que probable que entre los presentes se encontrara el responsable del grafiti, y Scott mantuvo la guardia en alto cuando Vinny finalmente fue mencionado y tuvo que caminar hasta incorporarse con el resto de futuros graduados. Una vez en sus posiciones, las miradas de ambos chicos se encontraron de nuevo, y a pesar de saberse detestados por buena parte de la gente que los rodeaba, saber que no estaban muy lejos el uno del otro les dio tranquilidad.

Escrito en el AsfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora