IV (Parte 1) - Sobre Ian McLain

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Ian empezó su día con la rutina usual: Ducharse, vestirse, saludar a Dominic antes de ponerse el chaleco y la corbata. La noche anterior había salido hasta tarde con Fester, así que probablemente lo dejaría dormir un par de horas más. Dominic siempre se quejaba de estos caprichos a los que, según él, no tenía derecho alguno. Ian lograba convencerlo que los tenía bien merecidos luego de soportar al amo en su peor estado: completamente borracho, rodeado por mujeres indecentes y los peores incitadores que podría haber encontrado en sus socios. Su ánimo cayó un poco solo de pensarlo.

Dominic, diez años mayor, dormía siempre de la misma manera: sobre su costado, con una mano deslizada bajo la almohada y la otra medio aferrada de las sábanas. Tenía el rostro relajado, tranquilo, e Ian siempre se encontraba deseando que usara esa expresión también cuando estaba despierto. Le recordaba otros tiempos, tiempos que ambos consideraban mejores, cuando sus pasos parecían hacer menos eco contra las paredes de los vastos corredores. En aquel entonces había voces hablando animadamente, chicos siendo chicos y riendo con él, aún cuando el segundo mayordomo no debía estar mezclándose con ellos. Ian suspiró, y se obligó a sí mismo a seguir su camino.

Margaret estaba también deambulando por los pasillos de la residencia anexa, pero tanto ella como Ian sabían que era mejor evitarse mutuamente para evitar enfrentamientos innecesarios tan temprano en la mañana. Sabiéndose observado, Ian la pasó de largo y decidió buscar una manera de ocuparse en la cocina, donde Georgia ya estaba a medio proceso de preparar el desayuno. La saludó cálidamente y se ofreció para ayudar, pero la señora rechazó la oferta. En su lugar, Ian se dedicó a su parte favorita de cualquier día: preparar té.

Era su momento de tranquilidad, de nostalgia a veces dolorosa pero apreciada. Le gustaba tomarse el tiempo de escoger qué té preparar, seleccionar las hojas, sacar el equipo, esperar que el agua bullera. Cuando era demasiado pequeño para ser de utilidad en otras tareas, el té fue lo primero que aprendió a servir. Dominic solía poner un pequeño banco para que un Ian mucho más joven alcanzara la encimera y pudiera ayudar. Desde el principio había puesto todo su empeño en cualquier deber que le asignasen, pues sabía que era prácticamente inútil en todo lo demás. La primera vez que Fester bebió tres tazas una tras la otra, muy a pesar de sí mismo, Ian estuvo enormemente satisfecho con su labor.

Alzó la mirada. Estaba frente a la ventana, y afuera, más allá de los jardines, el sol bañaba el largo sendero de acceso, ayudando a hacer creer que cualquiera de esos días las flores vovlerían a decorar el paisaje grisáceo. El segundo mayordomo pausó por un momento, enlistando mentalmente las tareas para ese día, uno más de los muchos que había vivido tras los muros de ese lugar. De sus veintiocho años de edad había pasado casi dos décadas de pie en esa mismísima posición, esperando un zumbido familiar de la olla. Le habría gustado decir que estaba más que acostumbrado a la rutina tranquila, pero no era así. Sabía que había un mundo allá afuera del que lo habían escondido, que la vida no era solo la mansión, pero nadie parecía pensar que él fuera capaz de soportar la crueldad que este conllevaba. En lugar de salir con el amo, como hacían Craig y Dominic, Ian debía quedarse atrás y esperar, rodeado de una fría y falsa calma. Con Fester, la calma jamás era una amiga, sino más bien un mal presagio.

Finalmente estuvo todo listo. Ian pensó en ir a buscar al amo, pero tomando en cuenta los eventos de la noche anterior quizá sería mejor no arriesgarse a despertar al jefe de la casa, por más pesado que fuera su sueño. Dejó que Georgia llevara las porciones de los sirvientes a la residencia anexa, incluyendo la de Dominic pero no la propia. Calentaría la porción del primer mayordomo cuando se despertara y comerían juntos. Tenía esto en mente cuando caminaba por el pasillo del segundo nivel y fue interceptado por Craig y Vinny.

Escrito en el AsfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora