El tiempo era relativo, y Vinny no había logrado comprenderlo hasta ahora. Luego de años preguntándose cuánto más podría soportar atascado en una rutina interminable, un mes se le había escapado de los dedos con una facilidad casi insultante.
Luego de ese tiempo, incluso los Tres John habían llegado a acostumbrarse a la presencia de Scott. El que había sido el temido fantasma de North Vertfort High ahora comía su almuerzo en silencio mientras escuchaba las preocupaciones del inverosímil grupo de chicos, y una vez establecieron esa comodidad fue como si los días simplemente duraran unos pocos minutos.
Las tardes que habían sido eternas ahora eran demasiado breves. En un momento Scott y Vinny hablaban, bromeaban, reían, y en el siguiente ya estaban despidiéndose. Más de una vez los chicos se habían encontrado deseando que el día fuera más largo pero ninguno se atrevía a decirlo. El deseo fue aumentado cada día y antes de darse cuenta el año escolar empezó a anunciar su final. Los profesores aceleraban las clases para lograr terminar de impartir los contenidos, los clubes y equipos estaban organizando despedidas para darle fin a sus actividades, y varios de los estudiantes reunían coraje para invitar a alguien a los bailes y fiestas que vendrían con el fin de clases.
Como si no fuese ya suficiente el ambiente que había en la escuela, en la mansión Melville también había ajetreo, más del que Vinny habría imaginado o deseado. Craig se había llenado de catálogos de apartamentos y se tomaba la elección muy en serio. Llamó a varias casas, envió cientos de correos, recibió innumerables cantidades de fotos y casi ninguna pasaba su evaluación inicial. Vinny únicamente se enteraba de los lugares cuando estos habían dejado de ser una opción, y cualquier deseo de participar en el proceso fue recibido con una negativa rotunda.
Dominic e Ian también se comportaban de manera extraña. El primer mayordomo, a pesar de estar realmente ocupado con asuntos de Fester, hacía lo posible para ir por Vinny a la escuela. Usualmente guardaba silencio durante el camino, pero las últimas semanas había estado muy al pendiente de todo lo que Vinny tenía para decir. Ian, por otro lado, se había ocupado de convertir la habitación de Vinny en un lugar tan limpio que podría haber comido directamente del piso. Entraba hasta un par de veces al día para "ver si todo estaba en orden", y terminaba sentado al borde de la cama del chico, charlando con él.
Por algunos días Vinny creyó que todo se debía a su brazo roto. Mientras se iba acostumbrando a cargar con el yeso, vestirse con él y ponerse el cabestrillo, se dio cuenta que ese no era el caso. Había un sentido de urgencia en el aire y Vinny temía preguntar si era esa la misma atmósfera que ocupó la mansión cuando Henry estuvo a punto de irse a la universidad.
En aquel entonces Vinny asistía a un instituto privado y permanecía en sus dormitorios. Los lunes tenía que irse temprano y dormía en una habitación individual hasta los viernes, cuando Dominic iba por él. Aún estando el fin de semana en la mansión, era difícil para él reconocer el funcionamiento de todo. Los demás le contaban, hasta donde podían, lo que había sucedido a lo largo de la semana, pero siempre parecía que Vinny no estaba del todo involucrado. Henry le decía que era mejor así, pues se estaba salvando de la asfixia que causaba tener a Fester ahí presente, a Olivia, a Margaret, y años después Vinny moría por decirle a su hermano que aunque tenía razón, ahora lamentaba no haber tenido más tiempo con sus amigos.
Faltando poco para los exámenes finales y la graduación todos habían convenido que era tiempo de que Vinny tuviera un traje a la medida, algo especial para la ocasión. En cualquier otro momento quizá los mayordomos y su tutor habrían reído ante la idea, pensando que no era para nada algo en lo que Vinny estaría de acuerdo, pero el sentimentalismo de esos días terminó convenciéndolos de lo contrario.
Vinny estaba, entonces, de pie con los brazos extendidos a nivel de hombro y una expresión de total martirio, esperando a que un sastre de bigote delgado terminara de modificar las piezas del traje. Se ayudaba de un perchero para sostener el pesado yeso en el aire, y el sastre se mostraba visiblemente contrariado por la labor de tomar medidas alrededor del armatoste. Había un espejo de cuerpo completo frente a él, y reflejados sobre la superficie podía ver a Dominic, Craig e Ian apoyados sobre la pared del fondo, viéndolo, cada uno a su manera, con cierta ternura y melancolía.
ESTÁS LEYENDO
Escrito en el Asfalto
Teen FictionLa ciudad de Vertfort fue, por muchos años, tierra de nadie. Ahora, luego de generaciones de herederos, bancarrotas, absorciones y traiciones, quedan tres familias: Arkwright, Landvik, y Melville. Vinny Melville, a sus dieciocho años, es el joven h...