Para ser un sábado, el día de Craig había sido bastante ajetreado. Despertó temprano y tomó la autopista más larga y atascada para evitar un fastidioso desayuno con ejecutivos con el tráfico como excusa. Apareció en la sala de reuniones cuando ya estaban retirando los platos, y se limitó a recitar de memoria los datos que le había sido asignado compartir. Contestó un par de preguntas en breves palabras, inventó algunas excusas y prácticamente orquestó todo para poder llegar a la mansión a la hora del almuerzo.
Fester no estaba en casa, pues seguía visitando los locales con algunos inversionistas. Únicamente Ian, Dominic, Vinny y las sirvientas se encontraban en la mansión. Craig pensó en aprovechar el momento para almorzar en la misma mesa con ellos, pero Vinny se rehusaba a mirarlo a la cara, y Craig no era exactamente la persona más dispuesta para rogarle a un niño cuando los compromisos del trabajo habían consumido ya buena parte de su paciencia.
El chico estaba nervioso por su pequeña discusión con Scott. Sería una mentira decir que Craig no estaba sorprendido por la actitud de Scott, pero no era como estuviese en posición alguna de intervenir en una discusión entre adolescentes. Las palabras de disciplina que Craig compartía con Vinny solo lograban que las tensiones crecieran entre ellos, y los días se sucedieron tan rápido que el tutor ni siquiera había tenido tiempo de pensar en qué podía suceder si no evitaba una estupidez entre los dos mocosos.
Luego del almuerzo, Craig tuvo que retirarse a su habitación. Hizo lo usual, revisando cifras, comprobando datos, evaluando procesos o eventos. Sabía que Vinny iría al juego de alguno de los John durante la tarde e intentó terminar antes de que llegara esa hora, pero al bajar encontró que Vinny ya no estaba en la mansión. Dominic, llamado por Fester, lo había llevado a la escuela un poco antes de lo acordado, e Ian solo comentó sobre el aspecto pálido del chico justo antes de salir.
Enfurecido, Craig tuvo que regresar a su habitación y esperar mientras pasaba el tiempo. Se preguntaba qué tendría que hacer para que Vinny dejase de comportarse de esa manera, y se imaginó que todo el asunto sería más fácil si lograra hacer las paces con Scott. En vista de lo cercanos que estaban los exámenes finales, seguramente se vería en la penosa posición de mediador.
Con ese prospecto en la mente y sin paciencia para seguir esperando, Craig dejó la mansión rumbo a la ciudad. Llamó a Dominic y, en efecto, Vinny le había dicho que no quería regresar con Craig, aunque tuviese que esperar hasta que el primer mayordomo se desocupase de sus propios compromisos. Craig le dejó saber que no sería necesario; él se ocuparía de Vinny. Dominic hizo una pausa antes de contestar, probablemente pensando igual que Ian en la actitud que el chico se manejaba últimamente.
Craig terminó sus diligencias y se detuvo en una de sus librerías favoritas, donde se dedicó a hojear entre los varios títulos para ver pasar el resto del tiempo que el juego supuestamente duraría. Terminó, como casi siempre, caminando hasta la sección de libros usados. No solo podía encontrar ahí títulos extremadamente raros o inusuales, sino que había llegado a apreciar las esquinas golpeadas, las páginas cuyo color ha ido evolucionando con el paso de los años, el olor a la humedad en el rincón más recóndito de una olvidada librera. Aparte de las palabras impresas en ellos, había historias enteras en el estado de los libros, probablemente en las personas que los habían terminado donando o cediendo, y las emociones que en su momento habían suscitado. Craig no era un romántico como para pensar en estas cosas, por supuesto. Henry se había ocupado de recitar esos puntos uno a uno, con la pasión clara en sus ojos verdes, y Craig casi podía sentirlo de nuevo frente a él mientras se encontraba rodeado de los viejos tomos.
El tutor se dio todo el tiempo necesario para escoger varios títulos. Hizo preguntas, pidió recomendaciones y, sobre todo, se perdió entre los resúmenes, los fragmentos de cada relato que le dejaban saber si la narración le agradaría o no al hijo mayor de Fester. Luego de un largo rato, Craig se acercó a la caja con seis libros en sus brazos, y una extraña sensación de nostalgia sofocante en el pecho.
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Escrito en el Asfalto
Teen FictionLa ciudad de Vertfort fue, por muchos años, tierra de nadie. Ahora, luego de generaciones de herederos, bancarrotas, absorciones y traiciones, quedan tres familias: Arkwright, Landvik, y Melville. Vinny Melville, a sus dieciocho años, es el joven h...