A pesar de todos los viajes anteriores de Russell, Scott siempre había tenido la certeza de que su tío regresaría con muchas historias para contarle a él y su madre. Ahora, por primera vez, no podía saber en qué condiciones regresaría, y estaba seguro que cuando lo hiciese no desearía mencionar una sola palabra sobre su tratamiento. La anticipación se convirtió en ansiedad, y pareció como si mientras Russell se marchitaba se llevaba con él toda la felicidad de la que Scott había dependido durante toda su niñez. Las circunstancias siempre eran adversas, pero ahora no había oasis para descansar, ni esperanza para seguir adelante.
Apenas había pasado un mes de la partida de Russell cuando el ambiente en casa se tornó mucho más tenso de lo que jamás había sido, y Scott sentía el desgaste con cada día que transcurría en medio de esa rutina sofocante. Sus días en la escuela eran más bien cortos; terminaba sus tareas responsablemente, pues por ningún motivo decepcionaría a su tío, y el muro que inconscientemente había trazado entre sí y los demás era ahora casi una fortaleza.
Sasha tampoco no había lidiado bien con la situación de su hermano. Su apariencia animada, aún de cara a su deteriorada relación con Douglas, iba apagándose poco a poco. Scott a menudo tenía que despertarla cada tarde para lograr que se preparara para su trabajo, y por las noches tenía que esperarla para asegurarse que llegara a su habitación sin encontrarse con un Douglas borracho y deambulante entre los estrechos pasillos de su propia casa.
Una tarde, luego de regresar de la escuela, Scott cruzó el recibidor y se detuvo al percatarse de un sonido conocido. Cruzó la sala con pasos inseguros mientras, más allá de la puerta trasera, golpes de metal contra metal eran interrumpidos por la respiración profunda de su padre y un hilo continuo de maldiciones y gruñidos. Scott se dio la vuelta con la intención de evitar cualquier problema, pero Douglas abrió la puerta antes de que pudiese alejarse, y el chico se mantuvo congelado en su posición.
—¿Dónde diablos estabas? —demandó Douglas, quitándose el sudor de la frente con el dorso de una mano cubierta de grasa de motor.
Scott tragó hondo, pero mantuvo su expresión seria, sin dejarse intimidar.
—En la escuela, como siempre.
Douglas frunció el ceño ante el sarcasmo. Dio un paso hacia adelante, y al ver a Scott retroceder mecánicamente, una sonrisa peligrosa se posó sobre sus labios.
—No quieras pasarte de inteligente, mocoso. El idiota que solía protegerte ya no está aquí.
Ofendido, Scott encaró a su padre y cruzó la distancia entre ambos en un par de zancadas. Aunque era casi de la misma estatura de Douglas, su padre era el más corpulento e intimidante de ambos. Aún así, Scott estaba harto de voltear y fingir que no sentía nada cada vez que escuchaba ese tipo de comentarios. Sabía desde hace mucho que Douglas odiaba a Russell, y se rehusaba a permitirle hablar de esa manera sabiéndo la situación que estaba atravesando.
—Si él era un idiota, ¿qué rayos eres tú? —Scott gruñó, y ni siquiera había terminado de pronunciar las palabras cuando empezó a arrepentirse de ellas. ¿Por qué debía dejarse provocar de esa manera? ¿Era frustración? ¿Era ira?
Douglas no le ofreció un solo segundo para razonarlo. El hombre se abalanzó sobre su hijo como una bestia y lo tomó del cabello, manchándolo con el profundo negro que cubría sus manos toscas. Aunque Scott intentó mantenerse a su padre fuera y cerrar la puerta, la diferencia de fuerza entre ambos era demasiado grande. Scott fue lanzado sobre el piso sobre su espalda y el dolor paralizó su cuerpo entero. Douglas no dudó en alzarlo de nuevo y empujarlo sobre la pared. Un cuadro viejo colgado de un clavo tambaleó y cayó sobre el suelo, donde el cristal protector se rompió en cientos de diminutas piezas.
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Escrito en el Asfalto
Teen FictionLa ciudad de Vertfort fue, por muchos años, tierra de nadie. Ahora, luego de generaciones de herederos, bancarrotas, absorciones y traiciones, quedan tres familias: Arkwright, Landvik, y Melville. Vinny Melville, a sus dieciocho años, es el joven h...