MEMORIA TRAICIONERA

CAPÍTULO 119

Me olvidé de los consejos susurrados de tu boca

De la razón de tu mirada me olvidé

De tu sonrisa que me salva de esta sombra

Y me olvidé de tus caricias que me curan y me arropan

De que tu siempre ahí estabas me olvidé,

Me olvidé

Y ahora que despierto y vuelvo a ser valiente

Y ahora que vuelvo a ser yo

Me olvidas

Arrojándome a la suerte de los mares

Me olvidas

Recordándome que pude ser mejor

Me olvidas

Ahora entiendo cómo duele y tú lo sabes

Y sé, yo sé que pudo ser

Dice el corazón que nunca es tarde

Que tengo mil razones para amarte

Siento tu llamada como ayer

Y siento la llamada de tu piel

En el salón, Ada mostraba a Pablo su vestido aireándoselo orgullosa. Éste la miraba lleno de amor apoyado en el reposabrazos del sofá

- Estas lindísima Ada, bueno, Blancanieves- dijo corrigiéndose con una sonrisa llena de ternura- ¿y los enanitos?

Ada miró para todos lados cerciorándose que no hubiera nadie mas con ellos y se acercó al oído de Pablo a susurrarle– los tengo en el cole

- Ah, que lindo, así que tenés todo armado, ¿y que más tenés?

La pequeña sonrió y se volvió a acercar para susurrarle –un príncipe azul

El rubio abrió la boca y repitió susurrando- ¿un príncipe azul?, sos chiquita para príncipes 

Ada frunció el ceño y éste se restregó los ojos no pudiendo evitar los celos de padre cuida y protector

- Esta bien, pues tenés todo, solo te falta la manzana

- Se la di a mamá- dijo rápido- me la dio la tía Ale

Pablo entornó los ojos con preocupación

- ¿Cómo? ¿La tía Ale te dio una manzana para mamá?

Ada asentó

En ese momento Eugenia salió de la cocina

- ¡Eugenia!- exclamó Pablo levantándose rápido- ¿Dónde esta Marizza?

- En el cuarto, ¿por?

- Quédate con Ada- dijo rápido subiendo las escaleras a gran velocidad

Ada volvió a la mudez ante Eugenia y miró la acción de Pablo inquieta

Pablo abrió la puerta de la habitación de un fuerte golpe gritando el nombre de Marizza