MEMORIA TRAICIONERA

CAPÍTULO 82

Como casi siempre
cuando algo se muere
nace nostalgia
buscando un corazón.
Pero el mío es raro
y aunque esté desordenado
es impermeable al dolor (1)

La felicidad es un maquillaje
de sonrisa amable
desde que no estás (2)

Siempre serás
bienvenido a este lugar,
a mi lista de obsesiones
de nombres a olvidar (3)
Como recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals. (4)

Cuando todo acabe y el silencio hable

Solo tus pupilas sabrán que fue verdad

Y entre los cristales, pedacitos de esa tarde

Donde comenzamos a soñar (5)

Desde el primer momento que ella estuvo entre la espada y la pared empezó su etapa de reflexión, duró un tiempo pero la decisión estaba tomada.

Reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus decisiones. Isócrates

Marizza avanzó con su hija de la mano y se paró frente a Roberto, la jovencita le dio un beso a "su padre" y luego otro a su madre y sonrió a ambos. Roberto estaba disfrutando, acarició la mejilla de Marizza frente a todos y sonreía sin cesar.

Los de Marizza miraban el momentos con repudio, Mía muy gordita , estaba indispuesta y Manuel no se apartaba de ella ni un segundo, le quedaban semanas para salir de cuentas y cualquier malestar lo inquietaba, Lujan no quería ni mirar esa estampa familiar que había montado Marizza, nadie se lo creía. Solo Roberto y los suyos. La felicidad es un maquillaje de sonrisa amable desde que no estás (2)

Por el contrario, Pablo miraba todo desde la ventana de la cocina que daba al jardín, veía a una Marizza hermosa para a un hombre que no era él, sentía que desfallecería en cualquier momento si seguía lastimándose de esa manera, pues no podía evitar seguir mirándola y mirándola sin parar y a la vez hacerse daño.

Eugenia entró con una bandeja y la dejó sobre la mesa, éste se giró al sentir el ruido.

- Eugenia

- Pablito, ¿por qué no andás?

- Acá me siento bien, vos y Ada son las únicas almas limpias de esta casa – dijo volviendo a mirar por la ventana

La mujer notó tanto dolor en sus palabras que era imposible que no le contagiase la tristeza.

- La querés mucho, ¿no? no lo podés evitar ¿verdad?-

Ni las caricias de Eugenia en su pelo podían menguarle la ansiedad.

- Déjalo de verdad...no importa lo que yo sienta

- Mira...no tengo idea de lo que pasó entre vosotros, pero se perfectamente lo que son los ojos de una mujer enamorada a punto de casarse y Marizza esta muy lejos de esa ilusión, todo lo contrario mi amor, yo la vi salir y parecía que se dirigía al mismísimo infierno

Eugenia le dio un beso en la mejilla a Pablo y salió de la cocina dejando al rubio con sus palabras retumbándole sin cesar.

Roberto daba su discurso frente a todos, estaba dichoso, muy al contrario a Marizza, que escuchaba las palabras como quien oye llover.

- me comprometo a hacerte la mujer más feliz del mundo, me comprometo a amarte el resto de mis días, me comprometo a cuidarte... si quiero

- Marizza Pia Andrade, ¿quiere como esposo al señor Roberto Venus y promete serle fiel en la salud y en la enfermedad todos los días de su vida?