CAPÍTULO 47

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(Me olvido te busco y un adiós me encuentro,
escucho tus pasos porque los invento, (1)
creí que creyendo pudría pasar,
pasó si que es cierto, pero sin pasar...

Y tengo tus pasos perdidos,
la cama revuelta por escalofríos.(2)
La luna no brilla, ingresa en urgencias,
la calle el ruido, no alivia esta pena.(3)
Me quedo lo tuyo y lo mio, me guardo las noches donde nos quisimos.(4)
Se queda en el aire lo que imagine,
te dejo este intento esta última vez.)

- Si

Pablo sintió una puntada en el corazón al oír ese si tan rotundo.

Marizza estaba a punto de explotar, pero tenía algo que la frenaba y se preguntaba porque lo veía todo tan fácil cuando era más joven y ahora no le salían las cosas como ella quería.

Siempre hizo lo que quiso y siempre le salían las cosas bien, pero desde que Sergio Bustamante se interpuso en su camino, ya no era la misma. La esencia estaba ahí, su manera de hablar, de expresarse...pero conoció una palabra nueva, miedo. Aunque con un matiz, siempre temió por los demás, sobre todo por ese rubio que tenía delante de ella y que la miraba con los ojos más azules que nadie podía haber visto, y ahora también miedo por alguien mas, su hija, tenía temor a que si se descubriese la historia Roberto la escondiera lejos de ella y Sergio volviera aparecer, y eso era algo que no iba permitir. Daría su vida para que esas dos personas fueran felices. Pablo con su mujer y Ada con su supuesto padre.

Marizza le dio la mano a Pablo y lo miró con los ojos destilando pasado y amor.

- te diría tantas cosas

Pablo le acarició las manos, las tenía heladas de frio la siguió acariciando intentando transmitirle calor.

- Decime...

- Te tenés que ir

- Háblame Marizza, tengo tiempo, decimelo

Marizza negó con la cabeza y retiró sus manos para tocarle la cara

- No puedo – susurró ella casi al borde del llanto – pero el día que tenga fuerzas te lo diré todo

Pablo le volvió a agarrar las manos a Marizza que seguían sobre su cara

- ¿Y cómo hago yo ahora? todavía hay algo pendiente ¿no?...yo sé que algo callas que cambiaría todo, por algo viniste, hay algo más

Él siempre sintió que la historia no estaba cerrada pero ahora tenía la certeza. Esas cosas que le diría Marizza eran las heridas que seguían sin cicatrizar, eran las grietas de pasado que se abrían poco a poco de nuevo.(2. La cama revuelta por escalofríos)

El ringtone del móvil de Pablo cortó un clima perfecto.

- ¡Amor! ¡vení te estoy esperando en casa para cenar! – exclamó Alejandra al otro lado de la línea

Su tono de voz era el suficientemente alto para que Marizza la escuchara. Puso distancia y se separó de Pablo levantándose del sofá y dejándolo a él sentado mirándola a los ojos.

Al colgar, él sintió incomodarla, se levantó

- Perdóname

- No me tenes que pedir perdón porque te llame tu mujer

Él hizo una mueca y se dirigió hasta la puerta, se volvieron a mirar.

- Chau- dijo Pablo acercándose para darle un cálido beso en la mejilla

- Gracias otra vez Pablo

Pablo le acarició con el pulgar la mejilla donde le había dado ese beso.

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