CAPÍTULO 39

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(Todavía yo siento tus caricias y tu respiración sobre mi piel
No hay quien me haga olvidar tu sonrisa
Y sigo amándote hoy más que ayer.
Soñando con volverte a ver.
Cada día que pasa
más me mata tu ausencia y pierdo la fe

Quisiera poder olvidarme de ti
Con otra sacarte por siempre de mí
Decirte a la cara que no me haces falta para poder vivir.
Quisiera borrarte de mi corazón
Quitar de mi boca tu dulce sabor
No echarte de menos al llegar la noche
Y sin reproches resignarme a tu adiós
Mas cuando creo que ya te he olvidado descubro que aun te amo. (1)

Sé que soy culpable de mi suerte
Y que mi sufrimiento no te hará volver en mi otra vez creer
Te hice llorar y me arrepiento,
Amor cuanto lo siento
Si no te vuelvo a ver
No sobreviviré.

Cada día que pasa
Más me mata tu ausencia y pierdo la fe (2) )

EL: Si hubiese una manera de olvidarte ya lo habría hecho.

No entiendo porque tu sonrisa permanece en mi cabeza y siento como si estuviera viviendo tu respiración sobre mí piel. ¿Por qué te sueño si estoy durmiendo con otra?

ELLA: yo soy la única culpable de mi sufrimiento. Me hice llorar y te hice llorar. Pero tu felicidad era lo más importante en ese momento, más que la mía. Si hubiese sido egoísta ahora yo dormiría a tu lado.

- No...pero no...si nosotros quedamos en no tener hijos, Pablo no quiere y yo tampoco-

- ¿Y luego sos vos la empresaria de la familia?- cuestionó Roberto por la falta de picardías de su hermana

Alejandra en ese momento estaba bloqueada, jamás pensó en tener hijos. Ella no era muy niñera y con su sobrina tenía los detalles justos. La niña percibía que esa relación era fría y distante y cariño no se procesaban ninguna de las dos.

Pero luego estaba la parte empresaria de Alejandra, la cabeza pensante, por eso llamó a su hermano, era hora de olvidarse de su persona y de centrarse en la estrategia y hacer lo que más convenía, y no lo que más quería.

Roberto solo le dio el empujón que a ella le faltaba. Ale pensaba todo demasiado, él era más impulsivo.

Pero en ese momento, Alejandra no veía otra alternativa si quería retener de por vida a Pablo.

- Está bien...usamos el preservativo...se dará cuenta...

- ¡a ver! – exclamó su hermano cortándola – que tarada que estas hoy – confesó

- Es que Rober si pierdo a Pablo me muero te lo juro que me muero, no lo soportaría

Roberto se levantó de golpe, a él tampoco le convenía eso, y ayudaría incondicionalmente a su hermana

- Eso no va a pasar... le vacías la caja...no se...inventas alguna excusa. En la pasión del momento el seguro que sigue... ¿entendés? Le decís de la pastilla del día después y listo ¿Si?

Alejandra sonrió

- Vos...encarga a mi sobrinito cuanto antes

Alejandra se levantó y le dio un abrazo y un beso en señal de agradecimiento. A él también le convenía que Pablo siguiese siendo su cuñado por mucho tiempo.

El taller de música estaba a punto de comenzar y los alumnos de tercer año estaban sobre sus pupitres sin ninguna motivación para dar la clase. No bajarían la guardia hasta la reincorporación de Marizza.

Dunoff entró al aula y pidió que se ubicaran en sus asientos, pero hicieron oídos sordos. Todos seguían en silencio y firmes en su decisión. Dunoff estaba cansado de las protestas, que con los años habían ido a mas, en vez de a menos que era lo que el quería.

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