CAPÍTULO 56

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(Lo siento amiga mía a todo yo le doy mil vueltas,
Y más cuando me estoy jugando todo este amor (1)
Te miro y todavía hoy no sé muy bien qué piensas, qué piensas
Sé que aún te quedan heridas que piden tiempo todavía (2)
Otra mañana sin ti
Y yo aquí soñando tu amor (3)
Aquí colgado del hechizo de tu voz (4)
Sigo apostando por ti
El tiempo que sea estaré yo
Aquí sentado a las puertas de tu corazón.)

Después del beso se quedaron mirándose largos segundos, sin saber que decirse, Pablo solo le acariciaba la cara. La experiencia le decía que ahora venía lo peor, siempre pasaba lo mismo, daban un paso y retrocedían dos.

Seguía acariciando sus mejillas rosadas observándola con detenimiento mientras ella se dejaba tocar sintiendo sus manos.

- No podía dejar de mirarte mientras cantabas – dijo el con suavidad (4. Aquí colgado del hechizo de tu voz)

Marizza alzó los ojos para mirarlo he hizo una mueca.

- ¿Te arrepentiste? – preguntó el con un hilo de voz

- No – negó ella rotunda mientras él la miraba con una media sonrisa- Pero sabés lo que hay, vos casado y yo...

- ¿Y vos?

- Ya sabés lo que te dije. ¡Y sí!, es miedo lo que puedo llegar a tener, pero no por mi...

Pablo no quería preguntar más. No lograba descifrar el jeroglífico y estaba cansado de los palos en el camino. Se separó poco a poco, ella lo agarró de la mano y lo condujo hasta el sofá hasta que se sentaron.

- Yo no puedo mentirme más, Marizza. Y a los dos nos sigue pasando lo mismo, más allá de ese misterio que tenés o de mi situación... pero lo que nos pasa viene de siempre y siempre va a estar, ¿no te das cuenta? (1. Lo siento amiga mía a todo yo le doy mil vueltas, Y más cuando me estoy jugando todo este amor)

La rebelde le tocó la cara, sabía que hablaba desde el corazón y tenia razón

- Si, y yo te juro que si no fuese por...

- Pará, pará...- frenó tomándola de las manos- ya te dije, yo te voy a dar el tiempo que sea necesario para que eso que tanto te angustia lo compartas conmigo. En cuanto a lo mío...yo voy a arreglar todo

- ¿Le vas a contar a Alejandra?

- Y... sí. Es lo suyo. Quiero ser honesto con ella, como ella lo es conmigo

Marizza mostró con un gesto en su cara total desacuerdo.

- Ella es sincera, y no es mala persona – explicó el rubio – y si a vos te mira mal o cualquier cosa, tiene sus motivos. Sabe que pasó y que pasa algo

Marizza fue hasta la mesa y agarró la botella de agua que había encima, bebió un trago, la dejó y se rasco la cabeza.

- Si le decís todo me invitará a cenar – dijo ella con ironía recordando esa vez que cenó con Alejandra después de pasar la noche con Pablo.

Claro era que Pablo no llegó a saber de dicha cena y se extrañó con el comentario. Se acercó hasta ella

- ¿Por qué decís eso?

- ¿te acordas de la noche que estuvimos juntos en el depto?

Marizza se sentó en el sofá y tras esto lo hizo Pablo a su lado

- Obvio, perfectamente

El rubio jamás olvidaría esa noche. Después de seis años sin tenerla podría describir esa noche hasta con los más mínimos detalles.

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