CAPÍTULO 67

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A veces ante una situación difícil es mejor escapar, pensar antes de actuar. Meditar el camino más adecuado y seguir con fuerza y valentía.

- ¡Ada es mi hija y punto! – gritó Roberto desesperado

- ¿Quién te mandó? ¿Bustamante?, ¡ese desgraciado me la tiene jurada desde el día que me conoció! ¿Por qué lo hiciste?, ¿por plata?, Sos una basura me robaste a mi...

- ¡Te dije que te calles! – gritó el Venus empujándola contra la puerta.

Marizza no se intimidó y le mantuvo la mirada segura de su fuerza y de enfrentarlo con valentía.

- No te quiero lastimar -

- ¡Dale! ¡Hablá cagón!, ¡decime la posta!

Roberto tragó amargura. En realidad hizo un sucio trabajo por alguien a quien le debía un favor y se acabó convirtiendo en una tortura.

Su madre, enferma hace años, obligó a su padre a jurar cumplir cosa que pidiese Sergio Bustamante. Roberto y Alejandra eran pequeños pero ya les inquietaba la mirada fría y calculadora de Sergio

Al final, la deuda de Sergio salió a la luz y llevó a Roberto a cometer el secuestro y Alejandra a seducir a Pablo. Ninguno de los dos sabían de la relación del otro con Bustamante, todo amañado por Francisco Venus, el padre de ambos

- Ada es mi hija. Yo lo sé, me drogaron en el parto, me dieron algo para que me quedara dormida y ahí me la sacaron –

Marizza seguía en sus treces, y con total seguridad le hacía frente a Roberto.

- Tuve que hacerlo

Marizza no pensó que costaría tan poco. Acabó confesándoselo. Se soltó de esos brazos que todavía la apretaban con fuerza presionándola en la puerta y pensó en lo que pasaría a partir de esa confesión.

- Te voy a denunciar

Él rio a carcajada 

- ¿En serio crees que podrás?

- ¡Claro que podré!, ¡podré! voy a recuperar a mi hija, estas perdido Roberto

Roberto se paseó pensativo por toda la habitación, con sonrisa segura, algo que a Marizza le inquietaba y le enfurecía aún más. Pero el hecho era que Roberto tenía todo bien planificado, sabía porque le había confesado la verdad a la cara, tenía todo bien atado y calculado

- Me voy a hacer un adn y voy a conseguir la custodia Ada 

- De nada te va a valer – dijo rotundo y con seguridad- Un adn sin la orden de un juez no te vale para nada, y mucho menos sin mi consentimiento. ¡Andá a denunciarme!, dale andá, de acá a que se demuestre pasará tiempo, pruebas...pobrecita mi nena, tiene seis años ahora, no va a ser agradable para ella tenerla de juicio en juicio. Para cuando te den la custodia Ada tendrá...

Roberto resopló disfrutando del momento.

- Catorce, mirá, llegarías justo para festejarle la fiesta de quince, eso si la cosa va bien, vos sabes lo lenta que es la justicia

- ¡Sos una mierda! ¿Y qué pensás?, ¿Qué no voy a luchar por mi hija?

- Vas a perder tiempo, hay cosas que se pueden agilizar... Vos harías cualquier cosa por estar con ella y no esperar todo ese tiempo ¿no?

Marizza se tocó las manos, las tenía traspiradas. Era una tortura negociar por un hijo, no lo haría jamás. Quería a su hija legalmente, sin nada extraño de por medio.

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