CAPÍTULO 93

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NOTA: GRACIAS A TODOS POR LAS MUESTRAS DE CARIÑO Y APOYO

(No queda más que tú, no queda más que yo en este extraño salón 

sin nadie que nos diga donde como 

y cuando nos besamos (1)
Tenía ganas ya
De pasar junto a ti
Unos minutos soñando, (2)
Sin un reloj que cuente las caricias que te voy dando,
Juramento de sal y limón
Prometimos querernos los dos.

Te he echado de menos
Todo este tiempo
He pensado en tú sonrisa y en tú forma de caminar (3)
Te he echado de menos
He soñado el momento
De verte al lado mío dejándote llevar (4)

Quiero que siga así
Tu alma pegada a mi
mientras nos quedamos quietos (5)
Dejando que la piel cumpla poco a poco todos sus deseos
Hoy no hay nada que hacer,
Quedémonos aquí
Contándonos secretos, (6)
Diciéndonos bajito que lo nuestro siempre se hará eterno
Fantasía en una copa de alcohol,
Prometimos volver a vernos)

El amor es la forma más difícil y peligrosa de coraje. El coraje, es el tipo de amor mas desesperado, admirado y noble. 

Después de comer las delicias que les había preparado Eugenia y tumbarse a reposar en el césped a la sombra de un árbol, Pablo y Ada se disputaron un partido de tenis, la pequeña tenía bastante manejo con la raqueta ya que había ido a clases en España.

Marizza tumbada en una hamaca intentaba escribir, componer algunas letras, pero no les quitaba ojo de encima y no se podía concentrar. (2). Tenía ganas ya de pasar junto a ti unos minutos soñando

Por el contrario, Guido seguía haciendo los ejercicios que Mejía le indicó con el objetivo de no avanzar en su recuperación. Ramona, cansada de ver pasar los días y no conseguir resultados se empezó a impacientar así que lo llamó por teléfono.

- ¡No se doctor! Yo no quiero poner en duda su profesionalidad ni mucho menos pero ya llevamos mucho tiempo así y nada que mejora

- Tranquila señora, el proceso es largo pero verá resultados pronto

- Y además estoy preocupada, últimamente tiene pesadillas rarísimas y le cuesta descansar

- Bueno para eso le voy a decir unas pastillas, que son relajantes...con esto descansara mejor, ya lo verá, ¿tiene para anotar?

- Si, decime

En la finca de Sonia y Franco, no solo Ada disfrutaba, los tres no pararon de jugar ni un solo instante, después del tenis se pasaron al futbol, dieron de comer a los cerditos, a los conejos, y por último fueron a por huevos de las gallinas para preparar la cena.

Pablo y Ada los iban agarrando y los iban echando a la cesta que sujetaba Marizza.

- Ya verás Ada que rico vas a cenar...–

Marizza observaba con detenimiento a Pablo y su empeño por agradar en todo momento a la pequeña, sentía que se le estrujaba el corazón de la emoción. Le miró la pulsera, la que le regaló en su cumpleaños y la misma que llevaba Ada, después se miró la suya. Ninguno de los tres se quitó nunca esa pulsera, era un símbolo familiar que Marizza regaló a los dos uniéndolos antes de que supieran que ya estaban unidos.

- Dale, yo creo que hay suficientes

- Si, tu mamá tiene razón Ada...vamos yendo –

El rubio se incorporó y Ada saltó sobre su espalda, la llevó a caballito mientras Marizza llevaba la cesta detrás de ellos con una amplia sonrisa.

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