CAPÍTULO 111

433 45 14
                                    

"Eso que tú me das

Es mucho más de lo que pido

Todo lo que me das

Es lo que ahora necesito

Todo te lo voy a dar

Fuiste mi mejor medicina

Todo te lo daré

Sea lo que sea, lo que pidas"

"El amor es una planta de primavera que todo lo perfuma con su esperanza, incluso las ruinas por donde trepa (Gerad Flobert)"

En medio de la madrugada, saliendo del galpón, Rober encapuchado, arrastraba el cuerpo sin vida de Mejía. Lo arrastró hasta su coche, una vez ahí, agarró el cuerpo y lo metió dentro del maletero.

En uno mas de sus desvelos Marizza andaba por la cocina preparándose café. La puerta se abrió y se sobresaltó a punto de verterse la cafetera

- No te quise asustar

- No, está bien- dijo ella vertiendo café en la taza y agarrando otra del mueble para servirle a Pablo que con gesto cansado se sentaba en el taburete

Ella le acercó la taza y lo abrazó hundiéndose en su pecho en un abrazo de los que aprietan fuerte

- ¿Cómo esta Guido?- preguntó ella abrazada

- Igual-dijo el acariciándole el pelo y conteniendo el llanto para decir con voz quebrada- se esta muriendo

La rebelde se separó y miró los ojos de su rubio, más tristes que nunca, ahogados en lágrimas que no dejaban caer. Ella lo besó y se volvió a acurrucar entre sus brazos

- No se que haría sin vos-

Siempre fue así, cualquier problema por grande que fuera teniendo a Marizza sentía la fuerza necesaria para hacerle frente. Siempre fue su sostén y su cable a tierra

- Siempre voy a estar con vos, mi amor-

Marizza le dio otro beso, le acarició la cara y acto seguido se sentó en el taburete de al lado para tomarse su café. El rubio se sirvió azúcar y le sirvió a ella

- Lo de café no fue un accidente Marizza, me lo dijo Nico.

Marizza lo miró estupefacta

- es secreto de sumario, no digas nada

- No, obvio que no, pero me estas diciendo que...

- Si, lo quieren matar. Guido es pieza fundamental en nuestra historia. Si le pasa algo por mi culpa no me lo perdonaría jamás – dijo llevándose las manos a la cara

- No, Pablo, no es tu culpa, ni lo pienses- dijo ella retirándole las manos de la cara

El la miró

- ¿Y vos? Madrugaste...

- Rober se fue y no vino a dormir, además no podía parar de pensar en vos

Marizza saltó del taburete para volver a abrazarlo y acurrucarse junto a él

Pablo la miró

- ¿Te pasa algo más?

Esa noche con Roberto le ardía en las entrañas, cada minuto que pasaba se sentía la peor de las personas ante su amado. ¿Podría arrastrar con esa noche durante el resto de su vida?

MEMORIA TRAICIONERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora