CAPÍTULO 70

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Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches. (1)
Aunque tú no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas. (2)
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.(3)

De un error a otro error. Estamos demasiado pendientes del mundo, de ahí viene el inicio de todos nuestros problemas, nunca nos dimos cuenta, y seguimos sin saberlo.

No podía ser verdad. La cabeza de Pablo no asimilaba lo que acababa de oír. No encontraba sentido, le parecía incluso absurdo y hasta ofensivo.

- ¡Que carajo estás diciendo! –

- La verdad, que...

- ¿Queee? Marizza ¿queee?, ¡no te lo voy a permitir! Con Ada no, ¿escuchaste la barbaridad que acabas de decir?, si es un chiste no tiene gracia

- Es verdad Pablo. Roberto me la sacó en España y les inventó una historia a todos que no es así

Pablo estaba aturdido con la información, agobiado, muy molesto con Marizza. Daba vueltas sin parar hasta que ella lo frenó agarrándolo de los hombros y mirándolo seria a los ojos.

- Tu viejo y Roberto están aliados, estoy segura que fue un plan de ellos

- ¿pero qué decís? ¡Yo los presenté!, no se conocían

- Si se conocían Pablo, tu viejo nos separó y después me sacó a mi hija. Me tenés que creer, te digo la verdad. Ada es tu hija

Pablo la apartó suavemente mirándola incrédulo

- Estas loca Marizza, no quería creerlo pero es así, te volviste loca del todo

- Me tenés que creer

- ¿Pero cómo te voy a creer? – preguntó él volviendo a dar vueltas cerca de la orilla- cada vez me cuentas una historia distinta. Primero que estabas embarazada de otro, después me diste a entender que abortarías, al cabo de seis años venís y me decís que ese bebé era mío, que murió en el parto y ahora...-

Pablo alzó los hombros y la miró sincero a los ojos explicándole sus motivos y su falta de confianza con inmenso dolor.

- Te volvés completamente loca y me decís que la hija de mi cuñado, mi sobrina es mi hija. ¿No te das cuenta que no tiene sentido?

Dicho todo junto le sonaba hasta incrédulo a la propia Marizza, esa argumentación desmoronaba su poco porcentaje de credibilidad. La rebelde agachó la cabeza y dijo:

- Te mentí demasiado y ahora voy a pagar por ello. Se que suena a locura pero no lo es

Pablo la miró a los ojos negando con la cabeza

- Estas realmente mal. Es una locura

Ella con una vocecita frágil dijo:

- Es igual a vos

Pablo agachó la cabeza moviéndola sin parar, nada le valía, pero ella no se podía rendir y siguió insistiendo alzando la voz.

- ¡Reaccioná! ¡Por favor te lo pido! No es una locura mía, ¡esta vez no! no ves que es idéntica a vos

- ¡basta! ¡cortala! – gritó el haciéndose a un costado – eso no es una prueba, cuantas nenas hay rubias y de ojos celestes...

- ¡Como los tuyos no! – interrumpió más desgarradora que nunca manteniéndole la mirada. Por un momento Pablo se adentró en esa mirada lleno de emoción y parecía que aflojaba, pero podía ser por lo que Marizza le hacía sentir y no porque creyese en sus palabras (2. Aunque tú no lo sepas, me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja fría cuando te marchas)
– yo sé que es difícil de entender pero no te cierres Pablo

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