CAPÍTULO 41

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(Ardió el colchón
Donde tú y yo
Mojamos nuestros flacos huesos secos
Tiritando y un amor tan prieto y dulce
Como no pensé que habría algo tan dulce en tu voz (1)

Y esto es solo una aproximación (2)
Solo una aproximación
Solo una aproximación
Y esto es solo una aproximación
Solo una aproximación
Solo una aproximación)

Ambos se sentían conformes con las circunstancias, lo veían difícil pero la niña era una aproximación. Era el nexo de unión, la excusa perfecta, era lo que no querían ver, lo que no querían sentir, era la personificación de su amor.

- ¿Qué haces acá? – preguntó el rubio sorprendido de verla

Ada siguió jugando alejándose de los adultos y de esas conversaciones que la aburrían tanto.

- Vengo todas las tardes a jugar con Ada

Pablo la miró, aun mas sorprendido. ¿Por qué Marizza tenía ese repentino interés de ir a jugar todas las tardes con la niña?

- Mira vos

- Si, nos hicimos amigas, y bueno, yo tengo que pasar por acá después del colegio así que...no me cuesta nada quedarme un rato jugando con ella

Pablo la notaba dubitativa, la sentía rara. Ella no le mantenía la mirada.

Marizza no podía contarle la verdad, no todavía, y si, era una excusa mala, pero fue la primera que se le ocurrió. Pablo apartó ese sentimiento de rareza y no le dio importancia , lo tomó como algo rutinario que había surgido.

- ¿Estás bien? – preguntó el tocándole el hombro (2).(y esto es solo una aproximación)

- Si

El rubio supuso que Marizza se aferraba a Ada por el dolor que le producía la perdida de su hija. ¿Pero hasta que punto seria sano esa relación?

Si su hija hubiera vivido tendría la misma edad que Ada, ingenuos pensamientos, su hija "era Ada".

Después del parque, Pablo estuvo con la niña en su casa haciendo la tarea. Era una niña muy lista y tardó poco en terminar.

En la cocina, Pablo le preparó un zumito de naranja para descansar un poco, y la sentó en un taburete para que se lo tomara tranquilamente.

- pegaste buena onda con Marizza ¿no?

La niña sonrió. Marizza le había caído muy bien desde el principio, ella era muy tajante y la gente que le caía mal de entrada le hacia la cruz para siempre.

- ¡es una capa! ¿Sabes que es cantante?

- Si, lo se

- ¡es una capa! – volvió a exclamar de nuevo

Pablo se quedó asombrado de como la niña hablaba de la rebelde, con tanto ímpetu y admiración.

- Y además canta re lindo

- ¿Las escuchaste? – preguntó el mientras la niña bebía de su zumo afirmando con la cabeza (2).(como no pensé que habría algo tan dulce en tu voz)

- ¡Es una genia! –

- Bueno ¡pará un poquito! ¿no? Me estoy poniendo celoso, la conocés de un par de días ¡y ya la querés más que a mí!

La niña se levantó y se dirigió hasta Pablo que estaba sentado en una silla y le acarició la cara con ternura.

Pablo sonrió y la alzó para sentarla sobre sus piernas

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