CAPITULO 1

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(Cuánto esperé volverte a ver, siento que es la primera vez amor
me trajo aquí tu voz, a tu lado
Cómo soñé volverte a ver).1.

Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo al escuchar su voz, esa voz la reconocería entre miles, no importa el tiempo que hubiese pasado.

Pablo se giró instantáneamente en el momento que escuchó esa voz que decía:

- ¡Taxi!

La observó detenidamente como metía sus maletas en el maletero del coche. Era ella, no cabía la menor duda. Ese semblante serio, pero con picardía, esa mirada en la que aún conservaba la rebeldía de años atrás.

- ¿Marizza?- exclamo él para sus adentros

Si, era ella, que ajena a todo se metía dentro del coche y partía alejándose a lo lejos.

Como le hubiera gustado detenerla como hubiese hecho en aquella época donde el corazón se anteponía a la razón. (1).

Pablo Bustamante, ese chico que empezó siendo un niño de papá, consentido, caprichoso, mujeriego, que lo único que tenía en su cabeza era esa dichosa palabra tan pronunciada por él y sus amigos, palabra cuyo significado carecía de importancia por el simple hecho de que estaban en esa edad, en los 15 años, en la edad de "la joda". Se sentía superior, poderoso frente al resto, un ser especial gracias a los sabios consejos de su padre, a quien podía pisotear pero no ser pisoteado, a mostrarse fuerte y volver la cara frente a un mundo lleno de injusticias, a usar a las mujeres como pañuelos desechables. El apellido Bustamante lo marcó toda su vida.

Marizza Pía Spirito, aquella chica que cayó en el Elite Way como un meteorito, como un volcán en erupción, que revolucionó y se metió en la vida de todo aquel que se le cruzaba en el camino. Rebelde, rehacía a ese mundo de "caretas" que le impuso Spirito, al que recuerda con ironía, un padre que casi nunca veía, no era su padre, un profesor de arte que no era profesor, resulto ser su padre. Andrade supo asentarla, ver el otro lado de la vida, con los mismos ideales, no cabía duda que era digna hija de su padre. Justiciera, no aceptaba leyes, para ella el fin justificaba los medios, pero sus medios, ni trampas, ni caretajes. Dura como una piedra, tenía un molde que no lograban romper, fortaleza que tomó cuando era pequeña debido a sus cambios continuos. Le daba miedo algo: querer, y tenía una lucha permanente con su corazón, ya que sus afectos estuvieron marcados por la duración del contrato de su madre, Sonia, con la cual estaba expuesta a diferencias constantes por el simple hecho de ser la persona que la trajo al mundo, nunca aceptó que a pesar de ser su madre fuera la vedette más linda de Buenos Aires, lo dijo alguna vez, fue su hermana y no su madre. Le dio tanta libertad que no aceptaba normas, ni siquiera las impuestas en "la cárcel", en el Elite Way todo era demasiado estricto para la vida que ella traía, simplemente no miraba consecuencias, hacia lo que sentía.

Seis años después, todo cambió, todos cambiaron, Pablo, veía como a lo lejos se alejaba del taxi y andando continuó su rumbo sin evitar preguntarse ¿Qué hubiera pasado si la hubiera frenado?, si de sus labios hubiese salido ese "heman trucho" o "muñequito de plástico" que tanto añoraba.

Algo cambió en la vida de Pablo Bustamante cuando conoció a Marizza, y algo se cruzó en el camino de Marizza que logró romper ese molde. Para Pablo, acostumbrado a rodearse de niñas de todo tipo, ella podría haber sido una más. Marizza, acostumbrada a hacer siempre lo que le daba la gana, podría olvidar y poner en otros chicos aquellos ojos azul cielo.

Pero no ella, pero no el. Ya era tarde, se enamoraron sin remedio.

Ese amor lo disfrazaron de odio y les costó mucho darse cuenta.

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