(Y fue tan fuerte volver a verteSufrí tanto tiempo por tiHasta mirarteRecuperarteY saber que te irías sin mí Y fue tan fuerte volver a quererteVolver a creer en los 2Basto mirarteVolver amartePara perderte de nuevoAmor). (1)
El amor es así, idas y vueltas, idas y vueltas. Tu corazón te dice una cosa, tu cabeza otra, tus amigos te dan consejos, los tomas, los dejas. Pero solo eres tú el que decide, tú eres el responsable de tus decisiones. Pero si estás decidido, no vuelvas atrás.
- ¡Que cancherito tu estómago! – soltó ella sobresaltada
Se miraron un instante.
Ella sabía perfectamente que era lo que le pedían las tripas a Pablo antes de que éste se lo dijera y se preguntaba si la escena acabaría igual que la otra vez. No era adecuado, habían pasado muchas cosas, pero ella se moría de ganas y prefería no hacer caso a las voces de su cabeza, que ya estaban acostumbradas a que Marizza no las escuchara mucho.
- ¿puedo? – preguntó el con respeto
Ella sonrió, Pablo se acercó un poco dando por afirmativa esa sonrisa y ella hizo lo mismo. Se miraron. Se tenían muy cerca, a apenas dos centímetros de que sus bocas se rozaran, ella no podía creer tenerlo tan cerca, prefirió sentirlo un rato y disfrutar el momento. Él estaba a punto de besarla y cuando sus labios casi se tocan él retiró su boca y apoyó su frente con la de Marizza dejándola caer con un pequeño golpecito
- Perdón –
Ella no entendió, él se mantuvo así un rato sintiendo su olor y después se separó del todo.
Viendo como él se arrepintió, Marizza se sintió peor, por una parte utilizada por un momento de flojedad del rubio y por otra por ser ella la que se aprovechaba de esa debilidad. En ese momento pensó en el amor que le tendría a su mujer para haberla rechazado y que ella sería solo una diversión en la ausencia de Alejandra.
Tal vez se culpaba por no haber sido ella la que hubiera pisado el freno.
- Está bien, mejor Pablo, mejor así. No quiero que tengas problemas. Yo no tuve que...yo seguí...-
Marizza titubeó y se levantó dirigiéndose a la puerta cojeando. Pablo también lo hace y va tras ella hasta que la agarra del brazo:
- No Marizza ¿Qué decís?... ¿Qué estás diciendo? –
La culpa de Marizza era más por ella misma, el dolor que sentía en ese momento lo pudo haber evitado y no lo hizo. Sentía que perdía fuerza cuando lo tenía cerca, se volvía más débil y eso la rebelde no se lo podía permitir.
Marizza en España había estado con bastantes chicos sin ningún compromiso, pero con Pablo no podía, le dolía demasiado saber que otra lo esperaba, había caído en la tentación.
Sin embargo la culpa de Pablo era natural, el sí era culpable y responsable, él tenía una mujer, estaba casado y tenía un compromiso firmado en un papel que juraba amor para toda la vida con esa persona.
- Ni se te ocurra sentirte mal, yo fui el que empezó, yo quise hacerlo y lo peor de todo es que todavía quiero, pero no puedo –
Marizza no podía seguir en esa situación, pensó en su hija, ese e-mail, ese maldito e-mail, él no la quiso tener, ¿Cómo olvidarse de algo así?, sacó su orgullo a relucir y atacó.
- Basta Pablo, ¡hacete ver!, gracias por lo del pie, pero esta conversación nunca tuvo que pasar –
(1)Marizza abrió la puerta y le hizo un gesto con la mano invitándolo a salir de su casa. Pablo la miró una última vez pasando por su lado mientras ella se agarraba al pomo de la puerta sosteniendo su peso sobre el pie bueno y mirando al suelo, él sin más y cabizbajo abandonó la casa.
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MEMORIA TRAICIONERA
FanficUna juventud feliz... Un pasado misterioso... Amor, dolor, desencuentros y encuentros Que no te traicionen, lo vivido queda en tu memoria Seis años después llega... MEMORIA TRAICIONERA