CAPÍTULO 52

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Como un salto en el vacío, De quien no teme a la muerte
Otra noche en el hastío, De no poder entenderte (1)

Y no sabes lo que has sido, Porque nunca es suficiente
Demasiado desafío, Yo no puedo ser tan fuerte (2)

Si quisieras confiar en mí
Nunca es tarde, tarde, tarde (3)
Necesito verte aquí

Tu mirada me hace grande
Y que estemos los dos solos (4)
Dando tumbos por Madrid, sin nada que decir
Porque nada es importante
Cuando hacemos los recuerdos (5)
Por las calles de Madrid

Demasiado inmerecido, Un silencio como este
Objetivo conseguido, No pudo faltar más suerte (6)

Ya no me puedes mentir. A lo mejor lo hiciste alguna vez, a lo mejor fui tan tonto de no mirarte bien. Pero yo sé que me quieres, no hace falta que me lo digas porque lo sé. Tus ojos me lo dicen, me lo están gritando y no te estás dando cuenta. Soy mejor cuando estoy contigo, "tu mirada me hace grande"

"¿Porque el tiempo pasa tan rápido?" se preguntaba Pablo mirando su reloj mientras terminaba de comer. Ya estaba en la mitad del sueño, de ese "regalo" que la había hecho su querido amigo Tomás. ¿Cómo volver a su vida después?

Esos pequeños detalles de convivencia era algo que también extrañaba. ¿Por qué con Alejandra no logró tener eso?, eso, era esa chispa que ardía si la aplicabas correctamente, los piques, las continuas peleas en la cocina por ver quién de los dos cocinaba mejor, la guerra de almohadas en el sofá, los despertares avasallados de cosquillas...pequeñas cosas que hacían que los problemas y preocupaciones pasaran a un segundo plano. Eso, ese sentimiento que le llenaba el alma.

Y es que la tenía en frente y veía como terminaba de sorber la sopa sin ningún tipo de pudor. Cuantos recuerdos de cosas tan simples (5.Porque nada es importante, Cuando hacemos los recuerdos)

¿Por qué Alejandra lo miraba con ojos verdes de emperatriz y Marizza con ojos marrón chocolate a punto de derretirse?

- Te lo comiste todo. Estoy esperando a que me lo digas – dijo ella con porte orgullosa levantándose y recogiendo los platos

- ¿Qué querés que te diga?

Marizza llevó los platos a la cocina bar y desde allí lo miró alzando las cejas. Él sonrió, y también se levantó a recoger lo que faltaba.

- Está bien. Sos buena en la cocina

Pablo llegó hasta ella y fue metiendo los vasos en el lavavajillas. Ella sonrió y se dio por satisfecha.

- Igual falta algo

- Que

- Anda para allá – ordenó ella indicándole que volviera a la mesa

Al parecer no habían terminado. Pablo obedeció y se sentó en la silla con incertidumbre.

- Cerra lo ojos

Pablo los cerró, pero a los segundos no pudo evitar abrir uno. Marizza, se lo veía venir

- ¡cerrarlos!

- Está bien

Pablo los volvió a cerrar, ahora sin trampas, mientras Marizza fue hasta el frigorífico, lo abrió y de allí sacó una tarta, o torta  como dicen allí, que puso sobre la barra americana. Después, agarró un mechero y las velas de un cajón, un 2 y un 6.

Le parecía mentira que tuvieran ya 26 años, aunque a ella todavía le quedaban unos meses para cumplirlos.

Colocó las velas sobre la tarta y las encendió, dejó el mechero sobre la barra americana y anduvo con la tarta en sus manos hasta la mesa donde estaba Pablo.

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