CAPÍTULO 129 (últimos capítulos)

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CAPÍTULO 129

Se acabó

El odio me arrolló la razón

Con mi época estoy comprometido

Y el amor, se fue volando por el balcón

A donde no tuviera enemigos

Y desde entonces de esta cárcel no me dejan salir

No tengo a dónde huir

Voy a hacer un butrón

Que saque la cabeza fuera

Y sigo preso

Pero ahora el viento corre alrededor

Por mis pecados, sigo preso

En el parque, Ada se balanceaba en una de las hamacas y a unos metros Roberto la miraba con media sonrisa. Tras unos segundos observándola se acercó lentamente acompañado de su cojera con la ayuda de su ya inseparable bastón, en la otra mano llevaba un helado de chocolate.

Una vez frente a la pequeña, Ada sonrió de oreja a oreja, Rober le dio el helado y se agachó para ponerse a su altura

- Has crecido mucho desde que no te veo

- Te extrañe-dijo dándole un lengüetazo al helado

- Y yo a vos...te amo mucho Ada, lo sabes, ¿verdad?

- Si-

La pequeña siguió disfrutando de su helado y segundos mas tarde Roberto preguntó acariciándole la pierna

- ¿Cómo está Marizza?

- Muy gordita, va a tener un bebé

- Si, lo se. ¿Tenés ganas de tener un hermanito?

- Si, pero tiene que ser nena

- Bueno eso da igual. Sea lo que sea tenés que quererlo y cuidarlo mucho...y ayudar a mamá

La pequeña dio un mordisco al helado y cambió el curso de la conversación

- Vos no querés al tío Pablo porque mamá lo quiere mas a él que a vos

Rober frunció el ceño

- No, eso no es verdad, yo quiero mucho a Pablo

La pequeña miró a su padre pensativa

- ¿Y por qué nos fuimos de casa a escondidas?

- Mirá Ada, Pablo y yo nos conocemos desde que éramos chiquitos así como vos, y fuimos dos tontos que discutíamos siempre por pavadas. Podíamos haberla pasado genial jugando juntos. Prométeme que a vos no te va a pasar eso con tu hermanito

- Vale

- Dale, ahora termínate el helado que sino vamos a llegar tarde al teatro

La pequeña sonrió y le dio otro bocado a su helado.

Mientras tanto en la mansión, los nervios cada vez iban en aumento para Pablo y Marizza. Eugenia se tuvo que tomar otra tila y Nico daba instrucciones de lo que tenían que hacer mientras dos agentes vestidos de paisanos trasteaban el teléfono fijo con unos cascos

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