CAPÍTULO 30

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(No se puede más

Es una gran locura

Una historia suicida

Que no da para más

Cuantas marcas en la piel

En el alma hay que tener

Hasta despertar). (1)

EL: Quiero despertar de esta pesadilla. Cuando te enteras de una verdad oculta es como si te clavaran un puñal sin piedad. Te matan, te mueres. Los años más lindos de mi vida me los sacaron de repente.

ELLA: Ya no tengo fuerzas. Todo lo hice mal, yo también quiero despertar y llevo así seis años. Quiero desaparecer, Ya no puedo más...

- Andá Pablo – dijo entre sollozos levantándose de la silla del tocador

Pablo vio como ella nerviosa le daba la espalda mientras caminaba hacia el fondo del cuarto.

- No voy a insistir, si querés que me vaya, me voy – dijo rotundo

Marizza tuvo unos segundos para meditar su petición antes de que Pablo se fuera, y cambió de opinión.

- Bueno... ¡pará! – dijo ella frenándolo y volteándose para mirarlo – tenés razón ya es hora de hablar

Laura ya tenía en sus brazos a su niño. Si, fue varón, y Lujan y Marcos la miraban emocionados mientras los médicos la revisaban.

Sonia y Franco entraron a su habitación y la vieron sobre la cama, ambos la saludaron y le dieron la enhorabuena por el precioso bebé

- Te tenemos que trasladar al hospital – dijo el médico –

- ¿hay algún problema doctor? – preguntó Franco

- No, está todo bien...pero es mejor revisarlos

Pablo y Marizza seguían en aquella habitación. Él estaba realmente preocupado. Sabía que algo pasaba. Se miraban sentados cada uno en una cama, uno frente a otro

- Si me puse así fue porque me acordé de mi embarazo – soltó ella

Pablo la miró serio y también recordó ese momento, se le vino a la cabeza la llamada telefónica de aquella mujer que le dijo que iba a ser padre. Solo tenía 18 años y un futuro por delante. Recordó su última conversación con Marizza en la casa, el pacto de silencio, y sus dudas sobre esa situación.

- Ya, Lo tuviste ¿no? ¿y fue nene o nena? – preguntó él

Marizza lo miró con frialdad y desconfianza.

- ¿Cómo? No seas caradura Pablo. Vos no querías...La verdad es que no sé qué hago hablando con vos. 

¡Dichoso mensaje en su correo electrónico! Marizza siempre creyó que Pablo quería deshacerse del bebé, sin embargo en ese momento, el rubio no entendía nada.

- ¿yo no quería que?

- ¿Sos tarado? ¡Qué rápido se te olvidan los mensajes!...recuerdo tu e-mail a la perfección...

- ¿de qué e-mail me estás hablando?

Pablo estaba perdido y no entendía el reproche de Marizza

- En ese e-mail me dijiste que si el bebé era tuyo, vos me pagarías el aborto....

Pablo la miró desconcertado mientras ella no paraba de darle detalles sobre el dichoso e-mail.

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