CAPÍTULO 38

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(Siempre es la misma función,
el mismo espectador,
el mismo teatro,
en el que tantas veces actuó.
y perder la razón
en un juego tan real
quizás fuera un error,
cúrame está herida, por favor).(1)

Las personas malas y buenas no es algo totalmente innato. Hay una parte que sí, pero hay otra parte muy importante llamada entorno que te va forjando la personalidad.

Era una noche fría de los últimos días de otoño y Marizza fue hasta el bar donde trabajaba Roberto, el mismo bar que colaboró ofreciendo el local para la presentación de bandas.

Marizza tenía contactos en el bar, amigos de Sonia, ya que la rebelde estaba buscando trabajo, recorrió su agenda y se acordó del número del empresario del bar. El tipo acordó con ella contratarla como cantante para amenizar las noches, y sobre todo las de los fines de semana y así aumentar la clientela. Le vino como anillo al dedo la proposición del encargado ya que sería una buena forma de estar más cerca de Roberto.

Cuando la vio entrar, Roberto recordó las palabras de Bustamante: Actuar con total normalidad, y eso fue lo que hizo:

- ¡Marizza! – exclamó el mayor de los Venus saliendo de la barra para darle un beso en la mejilla

- ¿Cómo te va? – preguntó ella

- Bien...acá laburando otra noche más... ¿vos no te volvías a España?

- No...decidí quedarme por...-

Marizza no había pensado en la excusa que iba a poner pero fue rápida y dijo lo primero que se le ocurrió.

- Por mi mamá, mis hermanas que me necesitan...

- Si...pero también tenés un público en España que te espera

- Si...igualmente después de los shows que hice está todo muy parado allá, hable con mi representante y me dijo que había poco movimiento...así que nada, decidí quedarme y buscar algún laburito por acá

- ¿Y el colegio?

- Llegué tarde y ya contrataron a otra

Roberto se volvió a su lugar de trabajo, al otro lado de la barra y Marizza se sentó en un taburete frente a él.

- ¿Querés algo para tomar? – preguntó el con cortesía

- No...vengo a hablar con Juan, el encargado, al parecer actuaré acá algunas noches... ¡nos vamos a ver seguido!

Él se quedó inmóvil y ella esperaba con impaciencia su reacción

- ¡qué bueno! – exclamó el

Cada uno tenía su propia estrategia frente al otro. Roberto, aparentar normalidad, y Marizza, esperar paciente a que cometiera algún error o contradicción y recuperar su confianza para encontrar el momento adecuado y asestarle la estocada.

Pablo estaba en su apartamento viendo la tele en la cama junto a su mujer, que había pasado unos días distante desde su escapada en la boda. Pablo no aguantaba más el silencio y estaba cansado de escuchar el sonido del televisor.

- ¿Seguís enojada?

Alejandra lo miró y no contestó

- ¿por qué me fui un ratito el día del casamiento te enojaste?

- ¡Un ratito! – exclamó ella mirando la televisión

- Bueno...Ale, que estemos casados no significa que no quiera mis momentos de soledad, me fui a caminar

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