CAPÍTULO 61

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Sigo estando aquí

De nuevo un escenario y de nuevo yo

Sigo estando aquí

Porque ahora tu camino va en mi dirección

En mi maleta sólo queda ausencia

Tu poesía me pidió volver

Marcharme ha sido toda una experiencia

Y ya lo sé...(1)

Yo jamás

Dejé de quererte a ti

Yo jamás,

Pude negarme a ti...

Jamás abandoné... (2)

He buscado la belleza

Y la he encontrado al fondo en la simplicidad

He buscado en mi pasado porque

Ahí dijeron que está la verdad

Sé que en esencia predomina el bien

Y en él confío como los demás (3)

Y ahora se

Sin duda cuanta fantasía

Demanda el alejarse (4)

¿Cómo hubiera sido la vida sin ese hombre entorpeciendo el camino?, no merece la pena hacer esa pregunta, después de todo, "el hubiera" solo existe en las bolas de cristal.

No se puede evitar, cuando la felicidad la tienes tan poco tiempo la agarras con fuerza para que no se escape.

Ese es el destino... ¿volvería a fallarles la memoria?

- ¡NO!

Rotundo con un grito visceral Pablo no iba a consentir que Marizza se expusiera a su padre, ya lo hizo una vez, y no iba a permitir que volviera a pasar. Tenía que frenar su impulso y Lujan apoyaba cien por cien esa decisión.

- No Marizza, ¿Cómo te vas a mandar así?

- ¡Estás loca, vos! No, de ninguna manera – dijo el rubio muy serio

- Me conocen, si quiero lo hago, es así

- Vení acá- dijo él sereno agarrándola del brazo y volviéndola a sentar junto a él

- No, yo tengo que hablar con tu viejo, Pablo

- ¿Y para qué? –

Él, que había logrado sentarla a su lado, negó con la cabeza retirándole el pelo de la cara, ella se quedó segundos angustiada mirándole a los ojos.

- Pablo tiene razón, Marizza – dijo Lujan

Ambos se giraron para mirarla, Marizza pareció entrar en razón.

- Ya llamé al médico, está por llegar

- Gracias – dijeron al unísono

Lujan hizo una media sonrisa y se retiró para dejarlos solos.

El rubio, completamente entregado, sentía más amor que nunca sabiendo que Marizza nunca lo engañó, pero también sentía impotencia, el dolor y la rabia contra su padre no habían disminuido con la pelea

- Sos...sos tan...

Agarrándole la cara y acariciándole las mejillas con los pulgares no le salían las palabras para describirla. El brillo de sus ojos delataba su profunda admiración hacia ella.

MEMORIA TRAICIONERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora