CAPÍTULO 94

653 54 23
                                    

CAPITULO 94:

(A mí me gustaría que vivamos para siempre
Y que seamos jóvenes eternamente (1)
Qué harías si tuvieras todo el tiempo
Y no importara para nada si es verano o es invierno.

Si tú quisieras vivir conmigo para siempre...
Entonces tú serías diferente del resto de la gente
Si me siento derrotado, Tú me haces más fuerte. (2)

Y yo que no puedo estar sin ti
No he encontrado la manera de que no tengas que morir
Si te quedas quieta ahí
Yo te grabo en mi cabeza cuando no paras de reír.(3) )


Para mi corazón basta tu pecho,

para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.

Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.

Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

(Pablo Neruda)

Creía que ya no podía sorprenderse más pero el rubio todavía temblaba emocionado teniendo a Marizza entre sus brazos, sus corazones se agitaban mientras se besaban perdiendo el control hasta llegar a la puerta de la habitación.

Ella abrió la puerta mientras él la abrazaba por la cintura acariciándola, besándole el cuello, Pasaron dentro, ella cerró despacio y lo volvió a besar rodeándole el cuello con sus brazos

- Marizza...-murmuró entre besos mientras avanzaban hasta la cama

El rubio paró, la miró con ojos iluminados y brillantes, le agarró el rostro y le acarició los labios con sus pulgares.

- Esto entonces...

Ella sonrió le quitó las manos de su cara y se las llevó a su cintura

- Cállate y besame – dijo ella 

Él sonrió abiertamente, la besó, la alzó abrazándola con fuerzas. Ese cuerpecito tan pequeño y que tanto extrañó volvía a estar entre sus brazos, se desprendieron de la ropa avanzando hasta la cama y la dejó caer sobre ella, le clavó la mirada unos segundos rendido a los detalles de su cuerpo (3) Si te quedas quieta ahí yo te grabo en mi cabeza y calló encima comenzando a recorrer su cuerpo con besos, el corazón le latía con fuerza, le besó y acarició el vientre volvió a ver esa pequeña mancha que también tenía Ada, sonrió, y volvió a besarla subiendo hasta sus pequeños pechos, hasta su cuello y su boca de nuevo. Marizza aspiraba el aroma de Pablo, sus cuerpos se acoplaron a la perfección, él la acarició la cara le apartó el pelo quería mirarla a los ojos, ella lo miró con esos ojos rasgados marrón chocolate más vivos y tiernos que nunca.

- Te amo – dijo el con voz ronca temblorosa

- Yo también

Y volvieron a sentir el calor del contacto de la piel dentro de la piel y la refrescante humedad del aliento más profundo en todos los recovecos de sus organismos.

Eugenia subió con un té hacia la habitación de la Venus, ésta descansaba acomodada en su cama leyendo un libro, su espalda apoyada a una almohada en el cabecero no podía mover el cuello y no se giró al oír la puerta.

- Hola señora, le traigo un té

- Ay gracias Eugenia, me vendrá bien

Eugenia lo dejó sobre la mesita y se dio media vuelta

MEMORIA TRAICIONERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora