⟳| Día 22 Ambas partes.

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| Día 22

La brisa gélida que lo recibió apenas abrió su ventana fue liberadora como el batir de las alas de un polluelo que se aventura a volar por primera vez.

Lo había necesitado tanto. La sensación de paz que lo invadió por todo su cuerpo le recordó lo vivo que seguía y lo mucho que había extrañado abrir las cortinas de sus ventanas, el aire con el que sobrevivía no era suficiente para él, se sentía asfixiado.

Tomó una fuerte bocanada de aire respirando hondamente hasta que sus pulmones quedaron vacíos y necesitó más aspiraciones para regular su respiración, recargó sus codos sobre el umbral de la ventana y abrió los ojos, la luz fastidiándolo primeramente antes de finalmente acostumbrarse a ella.

Había estado pensativo.

Todas las cosas que le habían pasado en las últimas tres semanas eran un maremoto que hundía islas. Katsuki era un fenómeno natural que golpeaba con ímpetu la serenidad de su corazón, lo volvía loco y a su vez cuando la tormenta pasaba era ese rayo de luz que le daba esperanza.

Encerrado en su alcoba pensó de entre los miles de posibilidades la única en la que Katsuki saliera de su vida sin ser un rufián bajo la mirada de su familia y donde él no fuera el responsable de las acusaciones silenciosas de los allegados del cenizo.

Sin discusiones que afectaran a terceros, sin que sus amigos tuvieran que hacer guardia en su propia casa, incómodos de descansar en sillones, sin que tuvieran que abandonar sus labores por cuidar de un par que se niega a aceptar su responsabilidad.

—No quiero seguir así. —Murmuró, cerrando sus párpados su dualidad siendo cepillada por el viento acomodando cada mechón en su lugar en una escena mágica de cuentos de hadas con el único detalle que no tendría un final feliz, sus labios pálidos ensombrecían su rostro, mostrando agotamiento, tristeza e infelicidad.

No quería vivir así. No quería hacerle daño a Katsuki ni tampoco quería que lo hiriera más.

—Yo tampoco. —Shouto abrió sus párpados, bajando la vista al patio trasero donde Katsuki alimentaba con agua las plantas que con esmero se encargaron de cultivar—. Quiero que estemos bien… —Suspiró mostrando la decisión de sus rubíes entristecidos tenía ojeras bajo sus ojos, sin embargo, mostró valor.

Shouto tragó con fuerza sus iris turquesa y grisácea concentrados en aquella tonalidad que una vez lo reclamó con ferocidad y pasión.  

—No quiero pelear contigo. —Confesó sus ojos aguados en melancolía, recargando su cabeza sobre sus brazos en el umbral de su ventana, su terso cabello escondió parte de su mirar.

—Lo sé, sé que no quieres que te odie, tampoco quiero que me odies. —Murmuró, los rayos del sol lastimaban su visión al querer ver arriba, pero no desistió por ningún momento, tener a Shouto vulnerable tan cerca y a la vez tan lejos de su consuelo era tortuoso.

Todoroki cruzó miradas con el cenizo. Centellares de memorias agrediendo a su corazón ya caído.

—Quiero que todo termine bien entre nosotros, por favor. —Pidió—. Sigamos las reglas que nos pusimos mientras pensamos cada quien qué hacer con la casa, no usemos lo que construimos para echarlo a perder.

—Si eso está bien para ti, para mí igual. —Respondió, ahogando un suspiro de resignación—. Es lo que quería escuchar para saber que se acabó.

Shouto ocultó sus labios con sus brazos, sus ojos levemente cubiertos por su flequillo de dos colores, los rayos del sol obstruían la expresión de Katsuki. Sin embargo, sabían que se estaban mirando y que finalmente empezarían a vivir cada uno por su lado, aunque aún se quisieran.

22| Ambas partes

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22| Ambas partes.

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