⟳| Día 76 Algo de provecho.

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⟳| Día 17

El claxon despertó a propios y extraños con las ruedas rechinando por el pavimento de concreto, las calles siendo arruinadas por un conductor que prisa llevaba y mucha, las entregas se hacían en horarios específicos y una de ellas estaba planificada desde hacía un mes.

En el vecindario de la expareja había muchos tipos de vecinos que a punto de terminar la semana —jueves— se fastidiaron con el sonido de neumáticos derrapándose hasta frenar frente a una casa que significaba peligro.

No sabían de qué cosas eran capaces esos chicos que a principios del año hicieron destrozos por la calle de su precioso vecindario, ignoraron la camioneta de Amazon que se estacionó fuera del hogar para seguir con sus labores.

Uno de los repartidores bajó para hacer la entrega con una expresión afable, tocó el timbre siendo recibido por un rubio jodidamente atractivo según estándares del repartidor que balbuceó apenado por la belleza andrógina del joven que firmó y le agradeció por traerle su paquete que llevaba semanas esperando, cerró la puerta encaminándose al patio trasero no sin antes detenerse a despertar a Shouto en la habitación principal como una venganza por el día anterior.

¡Despiertaaaa! —Se echó encima del bicolor apachurrándolo contra el colchón.

¡Ah! ¡Katsuki no hagas eso! —Lo empujó fuera de su persona casi echándolo de su cama, el cenizo se aferró a las sábanas antes de caer, sonriendo al verlo despierto.

—Levántate, saca ese trasero de la cama —Lo jaló de las manos hasta hacerlo sentarse—. Hagamos algo de provecho. —Sugirió con sus orbes destellantes, Shouto arqueó una ceja.
 
—No vayas a querer hacer ejercicio porque todavía no me recupero de lo anterior. Y no me has pagado por haberte ganado. —Masculló cruzándose de brazos sin ganas de levantarse, Katsuki negó.

—No se trata de eso, es mejor y, de hecho, mañana podría pagar mi deuda. —Aseguró llevándose la mano al corazón en una promesa. Shouto se lo pensó unos momentos, rindiéndose ante la idea de no tener nada mejor que hacer.

—Espérame voy a cambiarme. —Katsuki festejó levantándose de la cama.

—No importa, yo también voy a cambiarme te espero en el patio trasero. —Katsuki salió de su cuarto entusiasmado de una nueva actividad que había adoptado. Shouto soltó una risa nasal por la actitud del cenizo, encantado por él.

Se apresuró a vestirse para alcanzar al cenizo en el patio trasero, bastante dubitativo de su elección de seguirlo a la tontería del día ya que cuando llegó afuera notó con pesadez un paquete enorme, una caja que Katsuki empujaba hasta su balcón.

—¿Eso es…?

—Mi hamaca. —Respondió con una sonrisa ancha, Shouto suspiró acercándose.

—La vamos a armar me imagino.

—Imaginas, bien. —Acotó Katsuki extendiendo la tela de con algunas cuerdas, sonrió nuevamente—. Iré a mi cuarto y cuando esté ahí me arrojas la cuerda, según el instructivo se arma fácil. —Aseguró dando pasos veloces hacía las escaleras para entrar a la casa, Shouto parpadeó varias veces agachándose mientras la figura del rubio se perdía, agarró las cuerdas enrollándola para atinarle de un tiro.

Katsuki apareció en su balcón con una sonrisa extendiendo ambos brazos para que Shouto lanzara la cuerda, en la cabeza del heterocromático parecía la escena de alguna película animada donde cierta princesa arrojaba su cabello —aquí a la inversa—. Arrogó la cuerda que Katsuki atrapó velozmente, Shouto lo ayudó acomodando la hamaca desde abajo para que no quedara al revés varios nudos con seguros después y Katsuki regresó satisfecho de su hazaña al encontrar su hamaca montada.

—Se ve bien. —Murmuró Shouto, Katsuki asintió dándole una palmada a su espalda.

—Pruébala.

—¿Qué? ¿yo? —Balbuceó.

—Sí, tú. Al final la estrenarás bien mañana que me tengas de esclavo. —Comentó entre risas—. Ya sabes, pagando mi deuda. 

Shouto asintió depositando su trasero en la hamaca que se movió por el peso, se quedó quieto unos segundos antes de echarse completamente, Katsuki le movió como si fuera una cuna que el bicolor disfrutó un par de horas, ya mañana disfrutaría de ser por completo el rey de la casa.

Shouto asintió depositando su trasero en la hamaca que se movió por el peso, se quedó quieto unos segundos antes de echarse completamente, Katsuki le movió como si fuera una cuna que el bicolor disfrutó un par de horas, ya mañana disfrutaría de se...

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76| Algo de provecho.

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