⟳| Día 112 Estaremos bien.

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⟳| Día 22

—Ya es viernes —Obvió recostado en el sillón de forma “L” jugando con el celular de Katsuki y las funciones que tenía, sus padres sí que podían hacer gastos caros por la felicidad de su hijo y ese fue un maravilloso gasto— qué buen teléfono, adoro los juegos que tiene.

—Querrás decir los que descargaste.

Acusó el cenizo llevando una taza de té de limón a la sala, a su sillón de dos personas frente al bicolor, la pantalla del celular se reflejaba en su cara como un laberinto de colores diversos entre tonalidades resplandecientes y mates, había partículas de polvo brillante volando entre el rostro de Shouto y la luz que proyectaba el celular creándole motas a la pintura abstracta sobre él.

Mmmm, no. No fueron muchos y unos venían agregados. —Señaló con una risa escondida entre su expresión, Katsuki resopló no entendía como le cedió ese teléfono a Shouto, debió haberlo embrujado o besado no lo recuerda muy bien, pero el chico tenía el aparato en su posesión ahora.

—No vayas a acabarte el almacenamiento, lo necesito. —Demandó, Shouto asintió en un gesto de poco interés jugueteando con la pantalla principal.

—Me gusta la cámara. —Abrió la aplicación con alta definición y boqueó como un pez fuera del agua por ver cada una de sus imperfecciones perfectamente definidas—. Dios…, veo lo que nadie debería ver.

—Ja, da miedo, ¿no? —Bebió de su té levantándose para sentarse donde las piernas de Shouto estaban, las levantó y las dejó sobre sus muslos como un puente, paseó su diestra desde los tobillos hasta sus rodillas bajando por sus muslos y repitiendo— te ves bien, muy bien…

—Ya, díselo a esa cámara —Se acomodó en el sillón recargando su peso en sus codos, extendiendo el celular a su dueño que lo agarró para revisar que tantas maldades había hecho el chico dual.

—Todo parece bien. —Dejó su taza vacía sobre la mesa de la sala con su estómago siendo apretado por las rodillas de Shouto— tus rodillas me hacen daño, bájalas un poco. —Todoroki se rió bajando sus piernas, acercando su torso a Katsuki, hasta que su pecho colisionó con su hombro izquierdo.

—Falta una semana. —Comentó el heterocromático con sus manos rodeando a Katsuki en un abrazo arrasador mucha nostalgia exteriorizándose en su expresión fúnebre, Katsuki jugueteó con su rótula la parte interior de ésta recargándose sobre sus piernas.

—Lo sé, pero estaremos bien…

—Sé que estaremos bien, aunque al mismo tiempo se siente como que no hay nada que salvar… —Katsuki dejó su diestra en sus rodillas, usó la izquierda para delinear con sus dígitos la columna de Shouto, él ronroneó bajo su toque mientras sus yemas llevaban en su recorrido hasta su cuello empujándolo con toda la palma abierta hasta que sus rostros estuvieron cerca con la respiración del otro siendo oxígeno para sus pulmones.

—Di, queso.

—¿Qué? —Balbuceó, no tuvo tiempo de procesar su demanda cuando el flash de la cámara lo cegó temporalmente, se sintió perdido con sus pupilas dilatadas y orbes llorosos, se talló los ojos con sus manos haciéndose para atrás con la intención de levantarse, Katsuki no lo soltó en ningún momento hasta que se recuperó, su mano fue un soporte para la espalda de Shouto— ¡Aaay, Katsuki, pedazo de idiota!

—Ya, ya… —Sonrió enormemente satisfecho, enseñándole el gesto confuso de Shouto con sus labios abiertos en forma de “o” sus ojos brillantes en inocencia, toda la expresión perfectamente guardada por culpa del flash que no desactivó— te ves muy pálido ¿tomamos otra?

—Idiota. —Farfulló Shouto solo un poco enojado, el oji-rubí borró su sonrisa junto al bicolor, los dos en una fracción de segundo soltaron una carcajada que hizo eco por toda la casa rebotando como una pelota hasta que llegó a cada recoveco de su hogar.

Siguieron jugando con la cámara del nuevo aparato hasta que Katsuki se cansó de hacerle una sesión fotográfica a Shouto que muy cómodo no estaba, su sonrisa nerviosa no desapareció en ningún segundo incitando al cenizo para molestarlo más.

Las cosas podían parecer insostenibles con cada día menos que tenían de convivencia sin embargo les era suficiente con escuchar la voz del otro para saber que todo estaría perfectamente bien incluso si estaban separados por millas de distancia.

Las cosas podían parecer insostenibles con cada día menos que tenían de convivencia sin embargo les era suficiente con escuchar la voz del otro para saber que todo estaría perfectamente bien incluso si estaban separados por millas de distancia

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112| Estaremos bien.

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