⟳| Día 40 Midoriya III

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| Día 09

El día anterior tuvo la grata visita de Izuku, su amigo que estaba muy pendiente de él, siempre escuchándolo y apoyándolo pese a que en ocasiones parecía querer comentar algo respecto a su relación con Bakugou. Agradeció en silencio que Izuku no haya interferido más allá de su primera plática de arreglar las cosas con el cenizo y luego el día que le pidió que hablara con sus amigos.

Después de ello, solo fueron visitas cordiales en donde no comentaba en nada sobre sus actitudes, ya bastantes extrañados deberían estar todos con ver a los chicos metidos bajo el mismo techo luego de escándalo de principio de año.

Todavía se avergonzaba de aquel suceso que marcaría para siempre su historial delictivo.

El viento era mucho más fuerte ese día que el anterior donde estuvo con Izuku en la terraza mucho más en la intemperie, el viento le acomodaba las hebras irregulares en su rostro, ocupando parte de su visión.

—¿Qué haces? —Cuestionó al otro lado de la línea.

—Preparo mi cena. —Respondió Izuku cortando unas zanahorias—. Me haré un estofado.

—Se oye bien. —Ensoñó el bicolor, recargándose en el barandal del balcón junto a la cocina, a sus pies estaban los lirios—. Quisiera cenar algo rico.

—¿Qué no Kacchan cocina en esa casa? —Cuestionó en medio de una risita.

—Se fue a descansar, estuvo toda la tarde haciendo carreras en el patio trasero, no sé una sugerencia de Kirishima ¿tal vez? —Cerró sus ojos en un suspiro hondo—. Estaba algo tenso de pensar que estaba subiendo de peso por el ocio al que somos sometidos en estas cuatro paredes.

—Kacchan tiene un buen cuerpo, ¿de qué habla? —Izuku recordó el día anterior donde lo vio ejercitándose.

—No sé, lo que sí sé es que entiendo su desesperación, en serio Izuku estos días están matándome. —Masculló, abatido. Bakugou estaba buscando la forma de exteriorizar el estrés en su cuerpo y liberarlo haciendo algo de provecho, él por su parte caminaba de cuarto en cuarto como un león enjaulado.   

—Pronto se acabará, el tiempo pasa rápido.

—Llevamos un mes y una semana, Midoriya, pero parece un año. —Rezongó, Izuku riéndose al otro lado, Shouto se alejó del barandal para dejar caer la cabeza en la puerta corrediza cerrada.

—Ya acabará… ¡ah!… —Chilló al otro lado.

—¿Midoriya? ¿pasó algo? —Interrogó con prisa, esperando una respuesta que no llegaba, se volteó para entrar adentro debido al frío y la mala recepción que tenía, solo que la puerta se había atascado con el tapete que semanas atrás habían retirado, este se había escurrido hasta el suelo— ¡Carajo!

La línea se cortó con el sonido de llamada interrumpida al otro lado, Shouto apagó el celular metiéndolo en el bolsillo de su pantalón, forcejeó con la puerta tratando de abrirla en vano, el tapete se había escurrido desde adentro, debían quitarlo desde dentro.

—¡Bakugou! —Llamó sin recibir respuesta, el vidrio obstaculizaba su llamado— ¡Bakugou! —Se agachó tratando de empujar el tapete sin posibilidad de éxito— ¡Arg! ¡¿Por qué me pasan estas cosas a mí?! 

Intentó abrirla otra vez jalando la manija, rindiéndose al darse cuenta que solo la estaba trabando más. Sacó su celular otra vez tratando de llamar al cenizo, este no respondió, sino estaba dormido estaba en el baño con la música alta así no lo oiría nunca.

365 días contigo Temp. 1 ⟳ BKTDBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora